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martes, 22 de noviembre de 2011

I can not endure these poets

Escribía el ilustre Tomás de Iriarte (Tenerife, 1750 - Madrid, 1791) -ilustre otrora- cierta fábula intitulada El gallo, el cerdo y el cordero. Pero, y quizás sea pertinente este breve, brevísimo inciso: ¿quién lee ya a Tomás de Iriarte? Digo leer en el sentido amplio del término. Porque leer por obligación filológica o por un mero prurito historicista, no es leer. O sí, pero de un modo otro, que diría el mismo Iriarte. Interrogación retórica de por medio, regresemos a nuestro tema. Decíamos que ese varón ilustrísimo -ilustrísimo otrora- compuso, entre otras muchas, una fábula cuyo título dimos anteriormente. ¿Era necesario explicitar, me inquiero, debajo del título de la susodicha y tan mentada ya, fábula, el asunto del que iba a tratar? ¿Aclaración para lerdos? No me siento capaz de hacer semejante meditación retrospectiva. La cuestión, por si no la llevamos clara, es el subtítulo que el ilustre, ilustrísimo Tomás de Iriarte, estipuló para la fábula El gallo, el cerdo y el cordero: "Suelen ciertos autores sentar como principios infalibles del arte aquello mismo que ellos practican". ¡Oh!, dirá usted con rubor carmíneo, a la manera de ilustres, ilustrísimas señoritas decimonónicas que acaban de escuchar un chiste verde.

¿De manera que de eso se trataba? ¿De que no soporta usted a estos poetas que, como estipulara Iriarte, entienden por poesía única y exclusivamente aquello que ellos practican? ¡Qué inteligencia la suya!, exclamo, pero en tono pausado, sin entusiasmo o énfasis, le admito. Pues sí. De esos mismos. Y es que la comprensión escasea y mucho más si se trata de asumir la posibilidad de la diversidad de poéticas. Infiero que debería ser un propósito  harto simple, habida cuenta de la evolución histórica de la disciplina. Tomar como eje comparativo una determinada poética actual, y plantear desde allí un homicidio colectivo hacia los demás habitantes del curioso planeta poetástrico es, cuando menos, alarmante. Pero no se asuste usted. Es de lo más común. O llegar y afirmar, orondamente: "la poesía es esto o estotro" -que diría nuestro célebre, celebérrimo Iriarte-. Pare en sus mientes la sentencia que acaba de escuchar y reflexione. La poesía puede ser esto o estotro. Repito: puede. Y no me refiero a una asunción total e ingenua, sino a una asimilación de diversas poéticas plausibles y legítimas en un tiempo dado (desde una formulación crítica rigurosa y abierta).  No se azore, quizás presuponemos la lectura atenta en these poets, but...you know. Leer, lo que se dice leer, solamente a los antecedentes que se copia y a los acólitos que lo copian a uno. De ahí que los pobres fantasmas de Góngora o de Verlaine o de Tzara o de Villena (espere, espere: ¿¿¿Villena sigue vivo???) pululen entre los bits, intentando hallar ojos u oídos que den pábulo a sus resurrecciones periódicas.

La cosa no son los a priori que sabe o cree saber el poeta antes de nacer el poema, sino los a posteriori, es decir, el resultado (la batalla está en el poema). La poesía puede ser síntesis o derrame verbal ("entre las formas que van hacia la sierpe / y las formas que van hacia el cristal", por usar los versos de Lorca), la poesía puede ser realista o transracional, la poesía puede ser ripiosa (mejor no) o sublime. La poesía puede serlo todo o no ser nada. De ahí la sorpresa de uno al escuchar a algunos poetas, en vivo y en directo, sostener tajantemente prejuicios sobre lo poético que, de ser ciertos, mutilarían irremediablemente el corpus poético occidental -cuando menos-.

Y quizás esté bien recordar, aunque no era el tema primario, el debate generado por determinada antología. Debate que cuajó y cimentó en esta reacción: I y II.

martes, 25 de octubre de 2011

Algunas reflexiones tangenciales

[1]

Decía Ortega y Gasset, en La deshumanización del arte -libro tan mal comprendido y, desde luego, tan mal utilizado el concepto de deshumanización- lo siguiente:

"Toda obra de arte suscita divergencias: a unos les gusta, a otros no; (...) Pero en el caso del arte nuevo la disyunción se produce en un plano más profundo de aquel en el que se mueven las variedades del gusto individual. No se trata de que a la mayoría del público no le guste la obra joven y a la minoría sí. Lo que sucede es que la mayoría, la masa, no la entiende. (...)
Cuando a uno no le gusta una obra de arte, pero la ha comprendido, se siente superior a ella y no ha lugar la irritación. Mas cuando el disgusto que la obra causa nace de que no se la ha entendido, queda el hombre como humillado, con una oscura conciencia de su inferioridad que necesita compensar mediante la indignada afirmación de sí mismo frente a la obra."
Teniendo en consideración el desiderátum de Susan Sontag ("Mi idea de un escritor: alguien que se interesa por todo"), y ciertos acontecimientos recientes, que revuelven el panorama literario español actual, cabe plantearse, inocentemente, sin atisbos de malicia, una serie de interrogantes: ¿cuáles? 

[2]

Ahora la figura de moda del crítico literario es la de un bloguero ignorante que se dedica a mascullar insultos a los autores y pone pose de malditismo. Por descontado, lo que menos le interesa es entrar en el núcleo de significaciones de la obra, sino en dejar constancia de sus filias y fobias personales, sustentadas en prejuicios y en una ignorancia radical de la estética, la teoría literaria, la semiótica, la lingüística, la retórica, la historia literaria y demás disciplinas auxiliares. Lo peor del caso: el seguimiento masivo de esos blogs.

Una de mis preguntas inocentes: ¿Existe necesidad de autoafirmar una antología o grupo de escritores por ataque frontal a otro grupo, minusvalorando no su actividad literaria, sino si se mueven por cuestiones de mercadotecnia y márketing?

[3]

Bienvenidos al mundo real. ¿Qué pastilla cogieron?

¿Habrá realmente una forma de parar la subida de la prima de riesgo? ¿O, haga lo que se haga el ataque especulativo no se detendrá hasta conseguir objetivos concretos? ¿A quién tenemos que llamar: a Troy Mcclure, al Chapulín Colorado o a Batman?

[4]

ÚLTIMAS NOTICIAS: 

El Ministerio de Cultura considera que para evitar el rescate económico de las editoriales, los poetas deben sufrir recortes en sus versos.

El borrador del Ministerio de Cultura sobre el recorte de versos aconseja a los poetas utilizar el lenguaje sms para reactivar el mercado.

[5]

DE UNA PELÍCULA DE DAVID LYNCH:


Bruce Willis: ¿Qué ocurre?
Yo: Tengo un secreto. 
Bruce Willis: Puedes contármelo. Confía en mí. 
Yo: (con la voz quebrada por el frío y temblando de miedo): En ocasiones...en ocasiones veo poetas. 
Bruce Willis: ¡Por Dios! (se persigna visiblemente consternado). Lo siento chico, eso es una maldición. Deberás aprender a vivir con ello.

[6]

Por ahí, como quien no quiere la cosa, suelta una entrevista a Laura Borràs. (No te des por aludido).
Todo está conectado a todo, susurro.

domingo, 1 de mayo de 2011

Artículo en Espéculo

Una mirada a la esquina: el paraíso del lenguaje: artículo de un servidor aparecido en la Revista de Estudios Literarios Espéculo, donde analizamos someramente algunos aspectos relevantes del poemario Esquina Paradise, de Antonio Arroyo Silva, procurando una exégesis de la cosmovisión analógica que preside su obra, y el carácter eminentemente simbólico de su poesía, resaltando las principales líneas de fuga a nuestro juicio, tales como la vocación poética vista como aspiración a la comunión, la diversidad de las apariencias del mundo cuyo sentido escapa a la palabra pero halla sus vislumbres en ella y la poesía como pasión lúcida, sensibilidad y conciencia a un tiempo que puede deparar la apertura a la otredad.

martes, 15 de marzo de 2011

Las dos culturas y sus fluctuaciones

Ellos pensaron que los gemelos podían cortarse en pedazos y juntarse otra vez.
Popol Vuh

Amar a dos, y a entrambas con fineza,
amor es, y el amor más entendido;
que más firme será contra el olvido
si en dos basas estriva su firmeza.
Antonio de Solís y Rivadeneira

He estudiado la filosofía y la música. Más que escoger entre las dos, siempre he tenido el sentimiento de estar buscando, en estos dos campos divergentes, una misma cosa.
Theodor W. Adorno


Las dos culturas y un segundo enfoque - C. P. Snow
La historia es capciosa o acaso frívola; se complace en espigar al azar hechos cuya soterrada conexión no se hace ostensible fácilmente o, por el contrario, se reparte y estalla en historias, ficciones múltiples y heterogéneas, impresas sobre páginas casi indescifrables. Y sobre esa red de palimpsestos, acuosa y proteica, los hombres indagan con fervor intentando hallar su propio rostro en esos códices laberínticos. De ahí el arco expansivo que parte de acontecimientos aislados y que dotamos de significado, y llega a esa urdimbre de milagros conceptuales que explora abstractamente los sistemas completos, la civilización. Buscamos sentido y, al entrever la particular simetría de unas arrugas o el sinuoso cauce de un río, compulsamos las singularidades y escribimos un vademécum de metáforas con el socorrido soporte de las regularidades geométricas; en el decurso de esos ejercicios, quizás olvidemos que aquellas líneas, aquellas climatéricas simetrías, se asemejan más a los meandros de nuestras propias circunvoluciones encefálicas que a cualquier otro fenómeno externo. De ahí el arco que se abre de la narración o narraciones al sistema, a la civilización: de la Geschichte a la Historie, desde luego.

Y dado que hemos de centrarnos aquí en un punto, intrascendente o no, de esas vastas constelaciones, podría servirnos de introducción temporal reflexionar sobre aquello que figura en la novela del escritor chileno Jorge Edwards, El sueño de la historia: “La historia como insidia, tartamudeó él: como forma de la chismografía”. Excúsenme por tan dilatada digresión previa cuya única exculpación bien pudiera sintetizarse, precisamente, en advertir que hablaremos a continuación de una emergencia insidiosa, de un chisme más entre la pululación de los discursos.

El mismo año que se producía la victoria de la revolución castrista en Cuba, fueron  publicadas El tambor de hojalata, Los constructores de imperios y El almuerzo desnudo, de Günter Grass, Boris Vian y William Burroughs, y se estrenaron los films Con la muerte en los talones e Hiroshima, mon amour, de Hitchcock y Resnais, respectivamente. Asimismo, en las ciencias, habría que apostillar el descubrimiento de la trisomía del cromosoma 21 en humanos, causante del síndrome de Down, por Lejeune y Turpin. Otro suceso, acaecido también en 1959, acaso más sombrío o baladí, pero no exento de cierta curiosidad, fue la pronunciación y edición de la Conferencia de Rede, dictada por el novelista y físico C. P. Snow, a la sazón considerado el introductor del término dos culturas para referir el hiato o divorcio que afectaba a la cultura humana en cuanto a la estricta, y artificiosa, separación entre las ciencias y las humanidades. Ciertamente, Snow venía a denunciar dicha separación en virtud de la incomunicación esencial que se producía en el seno de esos dos ámbitos de la cultura, y que lastraba el pensamiento entero de Occidente, así como la praxis ética y la acción encaminada a conocer y resolver los problemas más acuciantes de la contemporaneidad. Esta sima de incomprensión e ignorancia mutuas derivaba en la propagación de ciertos prejuicios y tópicos que concluían por erigir una imagen deformada de la realidad. Si bien la cultura humanística propendía a denostar los logros científicos, sesgando la información de manera que se obliteraran todos los elementos encomiables y se identificase la ciencia exclusivamente con su lado más nefando, un estudio del propio Snow arrojaba una nota negativa en sentido contrario: la cultura científica orillaba el conocimiento de la cultura humanística, especialmente literaria, en gran medida.

La conferencia de Snow esbozaba lo anteriormente expuesto. Pero iba más allá: su pretensión era doble: por un lado, denunciar esa separación de las dos culturas y enunciar el obstáculo que suponía para la conformación intelectual, creativa y práctica de las sociedades industrializadas, y, por otro lado, reivindicar la revolución industrial y científica en la que se veía inmersa una parte de la humanidad, como medio para socorrer a la pingüe masa de desfavorecidos socialmente y procurar la extensión de un mínimo grado de bienestar con carácter universal, incidiendo en aspectos básicos como la alimentación, la sanidad y la educación. Colijo, de las palabras del autor, que para él el conocimiento era una forma más de la praxis ética, por cuanto es imposible obrar justamente si la sociedad se encuentra escindida y la información circula interferida por trincheras de prejuicios. Snow indica que hay diversas y numerosas razones para la existencia divergente de las dos culturas, algunas de tipo social, otras de índole personal, y otras que atienden a la dinámica de la propia actividad mental. Amén de la elevada especialización que, si bien nos permite indagar profundamente en algún campo, nos coarta el conocimiento de todos los otros, o al menos nos expone a congraciarnos en la superficie y lo somero, y, por ende, nos hurta la necesaria e indispensable visión de conjunto. Uno de los mecanismos, acaso el más efectivo, que promovería esa división y que, simultáneamente, podría suponer la herramienta para erradicarla, sería la enseñanza. Snow no es utópico:
No hay, naturalmente, ninguna solución completa. En las circunstancias de nuestro tiempo, o de cualquier tiempo que podamos prever, el hombre del Renacimiento ya no es posible
Pero afirma, no obstante que
Los cambios en la enseñanza no resolverán por sí mismos nuestros problemas; pero sin esos cambios ni siquiera sabremos apreciar en qué consisten los problemas”.
La reformulación de los planes educativos, tanto a nivel elemental como superior, podría favorecer una convergencia de criterios entre ambas culturas, un diálogo posible en la común casa del lenguaje. Snow certificó la existencia de disciplinas vinculadas históricamente con las humanidades, pero cuya convergencia metodológica con las ciencias parecía ofrecer una pauta interesante de estudio. Se atrevió a referir la posibilidad de una tercera cultura emergente que superaría la dicotomía:
Es acaso demasiado pronto para hablar de una tercera cultura ya existente. Pero ahora estoy convencido de que esta cultura se aproxima. Cuando llegue, algunas de las referidas dificultades de comunicación serán por fin allanadas”.
No albergo anhelos de adivino o vaticinador, pero juzgo que el siglo XXI es el espacio natural de convergencia de todas las tentativas conducentes al maridaje y alumbramiento definitivo de esa tercera cultura, en gestación desde hace décadas en diversos momentos de expresión del arte y la ciencia, y en indagaciones filosóficas varias. De esas tentativas iremos refiriéndonos aquí en próximas semanas, aunque algunos apuntes apresurados pueden leerse aquí,  aquí y también aquí.

domingo, 30 de mayo de 2010

Coherencia

Bartolomé Cairasco de Figueroa (1538-1610) recogía en uno de sus poemas que paciencia es paz y ciencia; yo me tomo la libertad para pensar que la coherencia será, entonces, corazón, herida y ciencia (de esa herida/herencia).

jueves, 26 de noviembre de 2009

Mediocridad educativa



Bertrand Russell


Uno de los problemas más acuciantes que constriñen el espíritu democrático, yo diría que el principal, es incurrir en esa suerte de ceguera operativa que consiste en la confusión entre el derecho a la libre expresión y el posible grado de veracidad del enunciado expresado. El problema fue planteado cruda y radicalmente por Ibsen en Un enemigo del pueblo, obra tan incomprendida como denostada en ocasiones. Podríamos reseñar dos hechos sintomáticos de semejante putrefacción, dos fenómenos que coadyuvan a mantener esa falacia. El primero, el ansia de sostenimiento de una ignorancia generalizada por parte de ciertas instancias de poder, gracias al cual pueden dirigir y manipular las conciencias de los individuos. En esa batalla particular obran con especial relevancia, tanto por la eficacia de los métodos, como por los intereses asociados, los medios de des-información masiva. El segundo hecho reseñable sería la constitución, por mor de esas mismas presiones, de individuos cobijados en su manto de inquebrantable mediocridad, dóciles a las órdenes del jefe (La benévola jeta de piedra de cartón del Jefe, para valerme de una expresión de Octavio Paz) o a la inercia del rebaño (En donde se llega a dominar, allí hay masas: donde hay masas, existe una menesterosidad de esclavitud. Donde hay esclavitud, sólo son escasos los individuos, y éstos tienen en su contra al instinto de rebaño y a la conciencia moral, Nietzsche dixit; La gaya ciencia, 149). A lo anterior se refería Bertrand Russell cuando afirmaba que “hay un excesivo gusto por la uniformidad, tanto en la grey como en el burócrata”. Y precisamente de Bertrand Russell, una de las mentes más lúcidas del siglo XX, tanto por su labor de indagación filosófica, como por sus compromisos éticos, es un fragmento que quería invocar aquí. Proviene de su obra Educación y orden social, donde el polivalente filósofo inglés se adentra a esbozar algunas apreciaciones sobre la educación y sus vinculaciones políticas y sociales:

Llegamos ahora a un segundo peligro: el de un amor excesivo por la uniformidad. Éste puede existir, como he dicho anteriormente, tanto en el burócrata como en la grey. Los niños sienten una instintiva hostilidad contra cualquier cosa "rara" en los otros niños, especialmente durante la edad comprendida entre los diez y los quince años. Si las autoridades se percatan de que este convencionalismo es indeseable, pueden buscar protección contra él de diversas maneras, y, según se sugirió en uno de los primeros capítulos, pueden situar a los niños más inteligentes en escuelas distintas. La intolerancia hacia la excentricidad a la cual me estoy refiriendo, es más fuerte en los niños estúpidos, que tienden a considerar los gustos de los niños más inteligentes como un motivo justificado para la persecución. Si las autoridades también son estúpidas (lo cual puede suceder), tenderán a tomar partido por los niños estúpidos, y asentirán, al menos tácitamente, al rudo tratamiento que reciban los niños que denoten inteligencia. En ese caso, se producirá una sociedad en la cual todas las posiciones importantes serán ocupadas por aquellos cuya estupidez les permita complacer a la grey. Semejante sociedad contará con políticos corruptos, maestros de escuela ignorantes, policías incapaces de aprehender criminales y jueces que condenen a seres inocentes. Tal sociedad, aun cuando habite un país repleto de riquezas naturales, terminará por empobrecerse, a causa de su incapacidad para elegir hombres dotados para los puestos importantes. Una sociedad así, aunque charle por los codos de la Libertad y hasta erija estatuas en su honor, será una sociedad perseguidora, que castigará precisamente a los hombres cuyas ideas podrían salvarla del desastre. Todo esto brotará de una presión demasiado intensa por parte de la grey, primero en la escuela y después en el mundo entero. Allí donde existe una presión excesiva, quienes dirigen la enseñanza no se percatan, por regla general, de que se trata de un mal; en realidad, están prontos a acogerla como una fuerza favorable al buen comportamiento. Por lo tanto, es importante considerar qué circunstancias hacen caer en tal error a maestros de escuela y funcionarios de la enseñanza, y si hay algún sistema con probabilidades de impedir que incurran en dicho error.

martes, 21 de julio de 2009

Profesión de fe

No me gustan los límites y las fronteras. No comulgo con quienes sitúan cercas en torno a grupos definidos por enfrentamiento u oposición a otros grupos. Percibo la homogeneización de los individuos bajo programas y esquemas fuertemente ideologizados -y con obvios intereses en la obtención de poder vía manipulación histórica- como algo esencialmente deleznable. A menudo me inquiero cómo puede respirar alguien inmerso en una burbuja de volumen mínimo.
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Temo que quien es incapaz de volver la mirada y ubicarse en su tiempo, termine liquidado por éste -y convertido, ipso facto, en una costra salina de anacronismo-.
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He de confesar mi perplejidad ante quien se permite criticar, con toda razón, las ignominiosas pululaciones del horror, siempre que operen bajo determinadas ideologías, y, simultáneamente, ensalce las mismas actuaciones en otros lugares solamente porque el criminal asevere pertenecer al espectro contrario de las opciones ideológicas.
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Los hombres no pertenecen a ninguna tierra ni a ninguna institución: no somos objetos de compra-venta. De modo similar, la tierra no pertenece a los hombres, salvo aquel segmento que, en virtud de las leyes, quede registrado como nuestra propiedad. Y esto sólo por mor de la vigencia legislativa.
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No considero extranjero a ningún ser humano. No me siento más identificado con aquellos que comparten conmigo el hábitat que con aquellos que, lejanos en el espacio -o en el tiempo-, expresan visiones del mundo que pueda compartir o que sean susceptibles de ser consideradas como válidas o ciertas.
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No creo en los ídolos ni me atrae sacralización ni revelación mistérica alguna.
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Creo en la utopía como proceso -ético y político- interminable de realización encauzado mediante un anhelo de perfeccionamiento, nunca alcanzable en su completud, pero no por ello desdeñable.
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Descreo del periodismo.
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Sé que mi único enemigo soy yo mismo, y que, parafraseando un verso de Luis Feria en Fábulas de octubre, mi patria es el tiempo.
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No me ruboriza admitir que amo la inteligencia.

sábado, 18 de julio de 2009

Mi toko no ma

Me duermo, en el tokonoma
evaporo el otro que sigue caminando.

José Lezama Lima
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Deseo ordeñar mi toko no ma. Abriré el espacio de la penumbra en torno a la oquedad; allí observaré el desfile de las sombras. Detrás de lo invisible veré: aparición de lo Visible.
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¿Qué objeto, extraído de lo Circunvalante, situaré en la pared como centro extático de la contemplación?
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En mi toko no ma residirá el Trilobite

lunes, 20 de abril de 2009

Coincidencias

Me dirigía a realizar mi acostumbrado aprovisionamiento mensual de libros. Próximo a marcharme tras haber inspeccionado a fondo la librería, portaba ya en mis manos dos volúmenes con las Rimas de Bartolomé Juan Leonardo de Argensola, la obra completa de Augusto Ferrán -amigo de Bécquer- y una compilación de seis poemarios de Celso Emilo Ferreiro. Aproveché que el librero estaba ocupado mientras cobraba a otro cliente, y una mirada furtiva me reveló la ubicación de El Zohar, del cual tenía noticias a través de la lectura de los ensayos de José Ángel Valente, así como de la obra de Edmond Jabès. Ya era mi turno. Mientras realizaba los cálculos, el librero exclamó: ¡Anda, El Zohar! A lo mejor te interesa también el Diccionario de símbolos de Cirlot. Y pasó a mostrármelo. ¿Cómo iba yo a no percibir la irradicación de esa obra habida cuenta de mi admiración por el poeta que la había escrito? Asentí. Ya en mi casa, en tanto hojeaba el Diccionario de símbolos, di casualmente con la entrada correspondiente a uno de los signos del zodiaco, el mío, que no es otro que sagitario:
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"Según Subba Rao, se trata de un símbolo cósmico que expresa al hombre completo: animal, espiritual y digno de lo divino. El hombre constituye así un nexo entre el cielo y la tierra, una tensión simbolizada por el arco. Sagitario, Centauro o el Arquero significa la triple naturaleza; el caballo simboliza la estructura instintiva; la parte humana, los tres principios superiores que envuelven la mónada expresada por la flecha. En el poema babilónico Gilgamés, Sagitario es sustituido por los "hombres escorpión", de los cuales "sólo dos tercios son divinos".
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Inmediatamente pasé las páginas hacia la entrada Zodíaco, con el fin de aclarar la frase "símbolo cósmico que expresa al hombre completo". Allí Cirlot indica los significados que Senard atribuye a cada signo. El de sagitario sería coordinación y síntesis. ¿Cómo no ver en ello una coincidencia azarosa con mi inquietud por la formación integral, por la completud del pensamiento? Cierto: otra casualidad que puebla de sentido el ciego azar de mi existencia. En rigor, se trata de un fenómeno tremendamente baladí. Sin embargo, me hace plantear una cuestión: ¿qué grado de incidencia tiene el azar en la constitución de nuestras vidas? ¿Cuántas acciones, gestos, pensamientos, palabras, etc., aun perteneciendo a la esfera de lo aleatorio, forjan nuestra existencia y la pueblan -determinan- día a día?

miércoles, 18 de marzo de 2009

Saetas de Alfred Julius Ayer

Aquí puede leerse una entrevista que se le realizó el año de su muerte a A. J. Ayer. Rescato algunos testimonios que pueden producir isquemia cerebral dependiendo de la sensibilidad:
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- Sin ir muy lejos, la mecánica cuántica está llena de dificultades filosóficas, como ocurre en general con toda la física de las partículas elementales. Pero también es evidente que hay muy pocos filósofos capacitados para lidiar con los temas de la física. Los filósofos de mi generación venían casi todos del campo de las humanidades. Hoy en día para hacer filosofía se necesita una sólida base científica. Tanto Russell como Whitehead, Wittgenstein, Quine y Putnam, por mencionar algunos de los filósofos que más respeto, tenían un sólido conocimiento de las matemáticas. Quien se disponga a trabajar seriamente en la filosofía debe prepararse en matemáticas y en física más que en los clásicos o en la historia de la filosofía. Ahí tiene usted a Schlick o a Carnap, figuras representativas del Círculo de Viena, que comenzaron siendo físicos.
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- (...) la metafísica, cualquiera sea, es una tontería. Heidegger o Derrida son unos vulgares charlatanes.

domingo, 15 de marzo de 2009

Enjoy the silence

Con tanto ruido alrededor es imposible no sentirse tentado por la imposición del silencio.

Paul Klee


Ella ruge, nosotros jugamos. Paul Klee.

viernes, 20 de febrero de 2009

Usureros usados. Opulentos avaros

De lo sórdido queda en el círculo oscuro
solamente un color y un signo fríos.
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José Ángel Valente (Siete representaciones)

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Escena I: Grandes entidades financieras quiebran (con imágenes muy dramáticas de administradores y contables tirando con fuerza de sus cabellos).
Escena II: Escándalos de corrupción (en la proyección de las imágenes no debe discernirse con claridad lo privado de lo público: unos animales con asombro creciente han de advertir que los rostros de los cerdos y los humanos se asemejan cada vez más como en el último párrafo de Animal Farm).
Escena III: Una hoja de papel con alarmantes datos económicos.
Escena IV: un mimo desde una casa presidencial se queja de la usura.
Escena V: una mujer parte un trozo de carne de otro ser humano y se lo brinda a un niño (todo debe contemplarse de una manera muy patética, con un lenguaje visual demorado).
Escena VI: Zoom- entonces comprendemos que la escena anterior corresponde a un anuncio publicitario-. Un joven simpático nos conmina, con tono jocoso, a unirnos al Banco X, donde le aseguramos que no tendrá que probar carne humana.
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*

La usura. Las palabras de ciertos gobernantes sobre la usura. La usura de los bancos, dicen. Pienso en Pound («And as to why they go wrong, / thinking of rightness»). Me detengo un instante a contemplar una página con algunos signos -desbordante usura de la tinta sobre la hoja, economía verbal- y apenas susurro, tiene usted razón, maestro.

*

Un hombre
de tal

avaricia que
si

le dieran
un

universo él
pediría

hoyos
negros.

.....................................................A. R. Ammons

martes, 17 de febrero de 2009

De las posibilidades del lenguaje

Y el avión trae un lenguaje diferente
para la boca de los cielos de siempre.
Vicente Huidobro (Altazor, Canto III)


Leyendo Recapitulaciones, el conjunto de reflexiones en las que el poeta mexicano Octavio Paz meditaba sobre el hecho poético, me topé con una sentencia que me deslumbró o mejor sería decir que me alumbró, me desveló un sendero ubérrimo, preñado de posibilidades en lo poético. No quiero con ello admitir que entreví algo novedoso u original, sino que la lectura de ese fragmento obró en mí lo que he dado en llamar «la apertura del sentido» o de los sentidos, siempre y cuando se comprenda que dicha ruptura de los moldes de la concepción de lo poético apunta tanto hacia el sentido como significado o como dirección, y al sentido como capacidad de asimilación o de percepción sensorial. Dice Paz:

«La poesía y la matemática son los dos polos extremos del lenguaje. Más allá de ellos no hay nada –el territorio indecible; entre ellos, el territorio inmenso, pero finito, de la conversación».


En efecto: las matemáticas y la poesía signan dos modos diversos del lenguaje humano. Delimitan, en su radical extremidad, dos modos divergentes tanto en sus propósitos como en sus medios, de decir. Circunscriben el campo de amplitud, describiendo imaginariamente una curva entorno a lo expresable. Hans Magnus Enzensberger, en el libro Los elixires de la ciencia, hacía confluir a la ciencia, la poesía y la filosofía en la matriz germinal del mito. Consanguinidad de la palabra: ecuaciones, silogismos, metáforas: construcciones verbales. Sin embargo, los distintos lenguajes generados por los hombres han pervivido no de manera esencial, pura, sino contaminándose en una inalterable sucesión de coitos. ¿No son, tanto la filosofía como las distintas disciplinas científicas verdaderos bosques de metáforas? ¿No ha acarreado toda reformulación de lo poético una íntima religación con los sustratos epistemológicos dados por válidos en un momento dado?

«Detrás de todo gran sistema filosófico hay una imagen poética generadora», dejó escrito José Ángel Valente en su ensayo Poesía, filosofía, memoria, recogido en La experiencia abisal. El mismo Valente que, años atrás, escribiera en verso y utilizando la máscara de Maquiavelo (en el poema titulado Maquiavelo en San Casciano y perteneciente al libro La memoria y los signos):

Se apaciguan las horas, el afán o la pena.
Habito con pasión el pensamiento

Habitar con pasión el pensamiento. Ciertos cenáculos en nuestra geografía poética reciente acuden a maridar poesía y filosofía –donde filosofía parecería ser exclusivamente un eufemismo de metafísica-. Inhabitable reducción del pensar a lo filosófico y de éste a lo metafísico, algunos reniegan de la capacidad de pasión poética que llevan implícitas las imágenes poéticas generadoras –utilicemos la expresión citada de Valente- de la ciencia.

Interrogado sobre los motivos que le movían a acudir a clases de química en la Royal Institution, Coleridge respondió que se tomaba tal molestia para enriquecer sus provisiones de metáforas. Novalis, otro gran poeta romántico instruido en diversas ramas del saber de su época, vertió en sus fulgurantes –y contradictorios- aforismos meditaciones análogas:

«Hay que crear en sí mismo el entusiasmo mediante una reflexión ininterrumpida y libre. Si no se tiene tiempo para realizar una visión de conjunto, para meditar libremente, para dejar correr los pensamientos y considerarlos según los diferentes estados de ánimo, se adormece hasta la fantasía más fecunda y cesa toda actividad interior. No hay nada más útil para los poetas que una rápida consideración de los muchos objetos del mundo y de sus propiedades, así como de algunas ciencias».

Un apresurado recorrido por la historia de las sociedades humanas nos muestra la incidencia que todo desarrollo epistemológico ha obrado en las artes, especialmente la poesía, de su tiempo. Los poetas no han sido insensibles a las radiaciones de fondo dimanadas –y aprovechadas- como cosmovisiones. No obstante, la dispersión y el alto grado de especialización adquirido por cada una de las ciencias han marcado un hiato deletéreo entre los intelectuales según sea su campo de dedicación.

En esta primera década del siglo XXI hemos asistido a una vertiginosa modificación -aceleración gnoseológica- promovida gracias a las innovaciones tecnológicas, especialmente las vinculadas con las redes de información.

¿Cómo elaborarán – ya lo hacen- los nuevos lenguajes los poetas jóvenes, nacidos en un clima que tiende a difuminar las fronteras entre los distintos lenguajes?

Realizar el poema como ecuación de campo. Abierto a la infinitud de los nombres, la poesía subsistirá como formulaciones de códigos que operarán no sólo con el lenguaje ordinario, sino con toda matriz simbólica. La dirección del vector no es nueva; en virtud de las conformaciones posibles que adquieran los conocimientos, la forma determinará los sentidos de ese vector. El vector del poema indemne: poema residual: ecuación habitable –códigos binarios- por la pasión estética reformulada y reinventada.

lunes, 16 de febrero de 2009

Las islas en-red-dadas de Daniel Bellón


Islas en la red - Daniel Bellón

«Invisible como un isótopo que sirve para el diagnóstico y medición de tiempos, imperceptible pero apenas renunciable como un oligoelemento, la poesía está actuante allí donde nadie la supone».
Hans Magnus Enzensberger

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...Escuché a Daniel Bellón referir su particular visión de las conexiones entre poesía e internet en la ponencia que leyó en el Tercer Congreso de Poesía Canaria (evento del que hemos tratado aquí con anterioridad), a finales del año 2006. El año pasado publicó un volumen, Islas en la red (editado por Ediciones Idea), en el que recoge algunos de los post aparecidos en su blog y que enlazan con las preocupaciones enunciadas anteriormente y desarrolladas en el Congreso de Poesía Canaria. Inquieto, abierto a los aspectos más diversos del universo Red, Bellón apunta algunas características que permiten que Internet sea movilizado y utilizado no sólo como espacio de difusión de la poesía, sino también como instrumento o herramienta de creación. En efecto, el nuevo medio, con su especial configuración, posibilita la expansión y la apertura creativas, generando textos poéticos que experimentan con posibilidades expresivas hondamente sugestivas. La poesía del nuevo siglo se presenta, así, como la apertura del campo de posibilidades para expresar mediante un lenguaje fragmentado que rehuye la cosificación de los lenguajes falsificadores detentados por el poder. Bellón llega a afirmar que «todo poema es, o debe ser, de algún modo, un hipertexto que nos remite a lecturas y presencias más allá de las palabras y los espacios en blanco –tan determinantes- del poema». ¿Cómo no ver en esta metáfora tecnológica -el poema como hipertexto inagotable- una reminiscencia de las interpretaciones ternarias y cuaternarias -distintos niveles- de los sentidos de la escritura herederos de la tradición exegética de carácter alegórico que, partiendo de las lecturas de Homero y Hesíodo por una parte, y de la tradición rabínica por otra, confluyeron en Filón de Alejandría, y que luego, retomado el método por Orígenes, serían trasladadas a Occidente hasta arribar a Dante? Palabra que está más allá de la palabra, que invoca o convoca un horizonte fluctuante, soterrado bajo la superficie misma del vocablo. Toda palabra esconde otra palabra, y acaso la tensión poética dimane de ese remanente no enteramente asimilable: volátil asombro del verbo. Poema: hipertexto que conduce a una infinidad de textos, delineando un universo de palabras cuya forma geométrica nos sea acaso inconcebible. [1]

. La estructura de Internet puede promover el surgimiento de nuevas formas, géneros auspiciados por el medio virtual, como habíamos dicho, pero también puede vehicular un conjunto de opciones de suma relevancia: la recuperación del lector como ente participativo [2]; la liquidez del concepto de identidad poética y la alteración de las relaciones culturales centro-periferia, que son sustituidas por relaciones de tipo punto-punto, gracias a la configuración de red distribuida; la posibilidad de recuperar el carácter oral de la poesía (vinculación de lo nuevo y lo antiguo); y las transformaciones operadas en la noción de autoría, al consentir que los textos sean incesantemente modificados, bien por el propio autor a instancias de sus lectores, bien por la creación de textos colectivos o por la generación continua de textos derivados de uno primigenio, pero con el que no guardan relaciones como signos subalternos. Precisamente estos aspectos son los que neutralizan ciertas concepciones tipificadas del ser de la poesía insular. En este sentido, Daniel Bellón escribe: «El aislamiento, como elemento característico de la poesía insular, visto desde la Red, deja de tener sentido. Salvo que deseemos mantener el aislamiento por algún motivo difícil de explicar».

.Otros temas que aborda en Islas en la red, son las relaciones entre poesía y violencia política, los poemas generados por programas informáticos, la tecnofobia que ha arrastrado un sector importante de los poetas en nuestro país en las últimas décadas, distintos tipos de poesía experimental (e-poesía, polipoesía, etnopoesía, etc.), así como los difusos límites en los que lo poético se dirime a través de la formulación de «poéticas» derivadas de definiciones que sobre sus respectivas actividades han dado un hacker, un piloto de fórmula uno, un escritor ciberpunk, un fotógrafo y un músico.
.Por cierto: en un gesto de coherencia con sus presupuestos, Bellón ha subido su Islas a la red en formato ebook. Se puede leer aquí: www.lacasatransparente.net/islasenlared.pdf
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Notas:

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[1]
En efecto, podemos recordar aquí un fragmento de El Zohar o Libro del Esplendor, texto capital de la tradición cabalística, donde se nos insinúan los tres sentidos de las Escrituras: «Pero las palabras que leemos son tan sólo su revestimiento exterior y encierran un sentido más elevado que el aparente, misterios sublimes que debemos tratar de comprender. Los que toman el revestimiento exterior por la realidad que recubre, no sacarán mucho provecho de él. Así como los que juzgan al hombre por su indumentaria exterior están llamados a quedar desilusionados, pues es el cuerpo y el espíritu lo que constituye al hombre. Bajo la indumentaria de la Torá, que son palabras, y bajo su cuerpo, que son los mandamientos, está el alma, que es el misterio oculto».
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[2] Ya Octavio Paz había anunciado en 1966 que: «Dadá fracasó porque creyó que la derrota del lenguaje sería el triunfo del poeta. El surrealismo afirmó la supremacía del lenguaje sobre el poeta. Toca a los poetas jóvenes borrar la distinción entre creador y lector: descubrir el punto de encuentro entre el que habla y el que oye».

domingo, 15 de febrero de 2009

Intermitencias I

A- Vas caminando entre los peatones. En realidad, comprendes ahora que la distancia que nos separaba era tan sólo un soplo mental. Próximos en la vibración, creías siempre encontrarte frente a una fractura propagante. Y aun así ahora refieres tu ingreso como solución no completa.
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B- Quién sabe si era un hábito arraigado, un simple desarrollo de costumbres. Nunca me sentí profundamente adherido a tu materia. Entre tu forma y la mía se abrían inútiles fragmentos de rencor. Y no podré negar que he ansiado alcanzarte. Nuestros territorios no han sido más que la metáfora de un mar y su tierra enfrentándose a un diario discurrir. Modelándonos, los salivazos y los roces, la sordera y las miradas. Lenguas palpándose, ávidas ante lo agreste del tacto.
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A- ¿Ha de ser hoy el día de tu resurrección?
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B- No puedo socavar la inteligencia y la penumbra. Intolerable, las fronteras sembradas reivindicarán sus gérmenes. Día y noche de una larga paciencia oculta, de abolición. Un cuerpo se funde a un cuerpo en un ruidoso acontecer fugaz. ¿Qué ha de esperar después quien vive de garabatear en un cuerpo ajeno la vigilia del deseo?
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A- Metamorfosis. Vendrás de noche y me llevarás a una tierra ingrata.
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B- La conciencia no será transferida. Sin embargo, mi lengua ha de crear el caos en los límites. Habitar el límite, horadar su pasmo acuoso. Anidaremos en la multiplicación de las formas.
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A- El deseo es uno; los cuerpos, muchos. ¿Me llevarás en tus palabras?
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B- Anidarás en mis gametos.

domingo, 25 de enero de 2009

6 de enero: la ironía de dios o la estrella de Belén


Adoración de los magos - Alberto Durero
"Ellos, después de oír al rey, se pusieron en camino, y la estrella que habían visto en oriente los guió hasta que llegó y se paró encima de donde estaba el niño. Al ver la estrella, se llenaron de una inmensa alegría. Entraron en la casa, vieron al niño con su madre María y lo adoraron postrados en tierra. Abrieron sus tesoros y le ofrecieron como regalo oro, incienso y mirra". (Mt 2, 9-11)

1
Llega el día de la Epifanía: se conmemora la manifestación de Jesús a todos los pueblos a través de la visita de los Magos. Siempre me he preguntado: ¿por qué los ateos y los agnósticos celebran esta fecha?

2
San Ignacio de Loyola (1491-1556) fue el fundador de la Compañía de Jesús. Durante la querella con el jansenismo, los jesuitas tomaron partido por la primacía de la libertad humana.
¿Por qué los diccionarios recogen como segunda acepción de jesuitismo "hipocresía basada en restricciones mentales" o "hipócrita, astuto" para jesuítico?

3
El reconocimiento de Arthur C. Clarke se fundamenta en su producción novelística, especialmente en la saga Odisea en el espacio. ¿Por qué hoy acude a mi memoria el relato La estrella?

4
En La estrella, de Arthur C. Clarke, un astrónomo jesuita a bordo de una expedición espacial narra el viaje hacia la Nebulosa del Fénix. Encuentran un planeta a una distancia considerable de la enana blanca que pervive como resto de la enorme supernova. En ese planeta descubren un inmenso monolito que alberga en su interior las trazas que una civilización, perteneciente a uno de los planetas arrasados por la explosión de la supernova, había trasladado hasta allí. Rastros de "todo aquello que deseaban conservar, todos los frutos de su genio, esperando que alguna otra raza los hallase y no fuesen absolutamente olvidados". Indudablemente Arthur C. Clarke consigue edificar un relato con un final asaz sorprendente. No me opondré a las confesiones: hará diez años que lo leí por primera vez y, cada vez que arribo a la última línea, sabedor de la interrogación final del narrador, el vértigo del sin sentido me colma.

5
Salvador Edward Luria: "El hombre no es más que un producto -aunque un producto muy especial- de una secuencia de ciegas casualidades y amargas necesidades. La esencia de la evolución es la ausencia de todo motivo o finalidad".

6
"Aquella tragedia era algo fuera de lo común. Una cosa es que una raza decline y muera, como ha ocurrido con las naciones y las culturas en la Tierra, y otra que sea destruida de una manera tan completa en la flor de su desarrollo, sin dejar supervivientes... ¿Cómo puede reconciliarse esto con la misericordia divina?
(...)
Sé las respuestas que mis colegas darán cuando regresemos a la Tierra. Dirán que el Universo no tiene propósito ni plan, y que algo así como un centenar de soles estallan cada año en nuestra galaxia, y que en este mismo momento alguna raza está muriendo en las profundidades del espacio. El que esta raza haya obrado bien o mal durante su vida no importa al fin: no hay justicia divina, pues no hay Dios.
(...)
No podíamos asegurar, antes de alcanzar la nebulosa, cuánto hacía que se había producido la explosión. Ahora, mediante las evidencias astronómicas y las grabaciones en las rocas de aquel planeta superviviente, he sido capaz de fecharla con mucha exactitud. Sé en qué año la luz de aquella colosal detonación llegó a la Tierra. Sé cuán brillantemente la supernova cuyo cadáver se va empequeñeciendo tras nuestra nave que acelera iluminó en otro tiempo los cielos de la Tierra. Sé cómo debió haber aparecido, muy baja sobre el horizonte del este, antes del amanecer, como un faro en aquella alba oriental.
No cabe duda alguna: al fin ha quedado resuelto el antiguo misterio. Y, sin embargo, ¡oh, Dios!, había tantas estrellas que podrías haber usado.
¿Qué necesidad había de lanzar a ese pueblo al fuego, para que el símbolo de su fin brillase sobre Belén?"

jueves, 1 de enero de 2009

Propósito de enmienda para el 2009

El cuerpo retorna al punto de partida. Revolución. Paradójico regreso: el inicio de un tiempo marcado por la recuperación de lo ya hollado.
daniel
Fuerza comunicada al cuerpo para la rotación: proporciones variables de olvido y de memoria se disputan la proximidad germinal del crecimiento. Cíclico alborozo.
bernal
Trescientos sesenta y cinco días después se puede viajar en el tiempo hacia la prehistoria del arquetipo.
suárez
El término marcado por el fuego. Año platónico. Renacer.
daniel
Un reloj de trescientos sigilos alumbra el deseo. Brote.
bernal
La frontera de una traslación como origen de la enredadera. Alba, siempre había sido el alba.
suárez
Primera mirada del meristema secundario que progresa en sentido torácico.
daniel bernal suárez
Singamia: (éxtasis).

sábado, 6 de diciembre de 2008

(susurros)

Estaba intentando evaluar la inclusión de un blog sobre poesía en mi lista de enlaces. Leyendo los comentarios y los post he arribado a un lugar insufrible de la estupidez: los ataques gratuitos, la defensa sin argumentos, la antología entre amigos. Sitios, en definitiva, donde beben muchos. He decidido marcharme, no sin antes aprender algo -más bien, tras comprobarlo una vez más: el valor de la independencia.
daniel bernal suárez
Y dijo dios:
No comulgarás donde los cerdos se revuelcan en grupúsculos de aleatoria hediondez, allí donde el aliento de las sentinas supura agrias bifurcaciones del resentimiento.
Pasto de cerdos fue llamado el cónclave del poder.
daniel bernal suárez
(cuánto se parecen los que se creen tan distintos entre sí, pensé)
daniel bernal suárez
(has de retirarte por ahora para preparar el ataque contra argivos y troyanos)

domingo, 16 de noviembre de 2008

Para reflexionar:

"Quien confunde el cibersexo con el amor está listo para el psiquiatra. Uno puede confiar en la inercia del cuerpo. El dolor de muelas no es virtual. El que tiene hambre no se sacia con simulación. La propia muerte no es un acontecimiento de los medios. Oh, sí, hay vida después del mundo digital: la única que tenemos".
hme
Hans Magnus Enzensberger
(Los elixires de la ciencia)

sábado, 18 de octubre de 2008

El nombre del poeta

1
j
Un hombre se propone la tarea de dibujar el mundo. A lo largo de los años puebla un espacio con imágenes de provincias, de reinos, de montañas, de bahías, de naves, de islas, de peces, de habitaciones, de instrumentos, de astros, de caballos y de personas. Poco antes de morir, descubre que ese paciente laberinto de líneas traza la imagen de su cara.
a
(Jorge Luis Borges, El hacedor)
b
2
y
El nombre del poeta no es más que una etiqueta que aglutina un conjunto de obras a las que dota de una cierta unidad de sentido. No hay que olvidar que esta unidad de sentido indica o señala la evolución de un proceso creativo particular.
c
El nombre del poeta es un acrónimo rastreable a través de ciertos versos. El poeta designa una discontinuidad formal -especie, gen- en el continuum del acervo poético -biocenosis, genoma- que permite deducir algunos elementos de significado.
h
La especie no es una unidad estática, sino una fase en el proceso de divergencia evolutiva, Dobzhansky dixit.
d
3
t
Las razas, las especies, los géneros y las familias no son sino grados diferentes de divergencia evolutiva.
e
(Theodosius Dobzhansky, Genética y el origen de las especies)
f
Paráfrasis: Las generaciones, escuelas, estilos y corrientes literarias no son sino grados diferentes de la divergencia poética -evolución individual, evolución colectiva-.