«Invisible como un isótopo que sirve para el diagnóstico y medición de tiempos, imperceptible pero apenas renunciable como un oligoelemento, la poesía está actuante allí donde nadie la supone».
Hans Magnus Enzensberger
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...Escuché a Daniel Bellón referir su particular visión de las conexiones entre poesía e internet en la ponencia que leyó en el Tercer Congreso de Poesía Canaria (evento del que hemos tratado aquí con anterioridad), a finales del año 2006. El año pasado publicó un volumen, Islas en la red (editado por Ediciones Idea), en el que recoge algunos de los post aparecidos en su blog y que enlazan con las preocupaciones enunciadas anteriormente y desarrolladas en el Congreso de Poesía Canaria. Inquieto, abierto a los aspectos más diversos del universo Red, Bellón apunta algunas características que permiten que Internet sea movilizado y utilizado no sólo como espacio de difusión de la poesía, sino también como instrumento o herramienta de creación. En efecto, el nuevo medio, con su especial configuración, posibilita la expansión y la apertura creativas, generando textos poéticos que experimentan con posibilidades expresivas hondamente sugestivas. La poesía del nuevo siglo se presenta, así, como la apertura del campo de posibilidades para expresar mediante un lenguaje fragmentado que rehuye la cosificación de los lenguajes falsificadores detentados por el poder. Bellón llega a afirmar que «todo poema es, o debe ser, de algún modo, un hipertexto que nos remite a lecturas y presencias más allá de las palabras y los espacios en blanco –tan determinantes- del poema». ¿Cómo no ver en esta metáfora tecnológica -el poema como hipertexto inagotable- una reminiscencia de las interpretaciones ternarias y cuaternarias -distintos niveles- de los sentidos de la escritura herederos de la tradición exegética de carácter alegórico que, partiendo de las lecturas de Homero y Hesíodo por una parte, y de la tradición rabínica por otra, confluyeron en Filón de Alejandría, y que luego, retomado el método por Orígenes, serían trasladadas a Occidente hasta arribar a Dante? Palabra que está más allá de la palabra, que invoca o convoca un horizonte fluctuante, soterrado bajo la superficie misma del vocablo. Toda palabra esconde otra palabra, y acaso la tensión poética dimane de ese remanente no enteramente asimilable: volátil asombro del verbo. Poema: hipertexto que conduce a una infinidad de textos, delineando un universo de palabras cuya forma geométrica nos sea acaso inconcebible. [1]
. La estructura de Internet puede promover el surgimiento de nuevas formas, géneros auspiciados por el medio virtual, como habíamos dicho, pero también puede vehicular un conjunto de opciones de suma relevancia: la recuperación del lector como ente participativo [2]; la liquidez del concepto de identidad poética y la alteración de las relaciones culturales centro-periferia, que son sustituidas por relaciones de tipo punto-punto, gracias a la configuración de red distribuida; la posibilidad de recuperar el carácter oral de la poesía (vinculación de lo nuevo y lo antiguo); y las transformaciones operadas en la noción de autoría, al consentir que los textos sean incesantemente modificados, bien por el propio autor a instancias de sus lectores, bien por la creación de textos colectivos o por la generación continua de textos derivados de uno primigenio, pero con el que no guardan relaciones como signos subalternos. Precisamente estos aspectos son los que neutralizan ciertas concepciones tipificadas del ser de la poesía insular. En este sentido, Daniel Bellón escribe: «El aislamiento, como elemento característico de la poesía insular, visto desde la Red, deja de tener sentido. Salvo que deseemos mantener el aislamiento por algún motivo difícil de explicar».
.Otros temas que aborda en Islas en la red, son las relaciones entre poesía y violencia política, los poemas generados por programas informáticos, la tecnofobia que ha arrastrado un sector importante de los poetas en nuestro país en las últimas décadas, distintos tipos de poesía experimental (e-poesía, polipoesía, etnopoesía, etc.), así como los difusos límites en los que lo poético se dirime a través de la formulación de «poéticas» derivadas de definiciones que sobre sus respectivas actividades han dado un hacker, un piloto de fórmula uno, un escritor ciberpunk, un fotógrafo y un músico.
.Por cierto: en un gesto de coherencia con sus presupuestos, Bellón ha subido su Islas a la red en formato ebook. Se puede leer aquí: www.lacasatransparente.net/islasenlared.pdf
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Notas:
Notas:
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En efecto, podemos recordar aquí un fragmento de El Zohar o Libro del Esplendor, texto capital de la tradición cabalística, donde se nos insinúan los tres sentidos de las Escrituras: «Pero las palabras que leemos son tan sólo su revestimiento exterior y encierran un sentido más elevado que el aparente, misterios sublimes que debemos tratar de comprender. Los que toman el revestimiento exterior por la realidad que recubre, no sacarán mucho provecho de él. Así como los que juzgan al hombre por su indumentaria exterior están llamados a quedar desilusionados, pues es el cuerpo y el espíritu lo que constituye al hombre. Bajo la indumentaria de la Torá, que son palabras, y bajo su cuerpo, que son los mandamientos, está el alma, que es el misterio oculto». [1]
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[2] Ya Octavio Paz había anunciado en 1966 que: «Dadá fracasó porque creyó que la derrota del lenguaje sería el triunfo del poeta. El surrealismo afirmó la supremacía del lenguaje sobre el poeta. Toca a los poetas jóvenes borrar la distinción entre creador y lector: descubrir el punto de encuentro entre el que habla y el que oye».
[2] Ya Octavio Paz había anunciado en 1966 que: «Dadá fracasó porque creyó que la derrota del lenguaje sería el triunfo del poeta. El surrealismo afirmó la supremacía del lenguaje sobre el poeta. Toca a los poetas jóvenes borrar la distinción entre creador y lector: descubrir el punto de encuentro entre el que habla y el que oye».
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