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jueves, 24 de noviembre de 2011

Unas palabras sobre Escolio con fuselaje estival

Unas palabras del poeta Antonio Arroyo Silva sobre mi poemario Escolio con fuselaje estival:


"Por tanto, si todo era la búsqueda de lo inefable, ahora en este poemario de Daniel Bernal Suárez lo inefable deviene carnalidad. Si Andrés Sánchez Robayna, refiriéndose en principio a la poesía de Góngora, habla del cuerpo del mundo, es decir, una poesía que por sí misma es cuerpo pues contiene respiración, fluctuación, forma, latido y pensamiento y, además, es el principio y el fin de sí mismo girando con total autonomía por la mente del lector y arañando su conciencia del lenguaje y el extrañamiento ante la vida que no es más que  una realidad  monopolizada por la mirada polifémica, nuestro poeta ahonda aún más, acerca más la cámara a sí mismo desde su visión  poliédrica. Penetra en la carne palpitante del verso como si de un acto de amor se tratara, de amor humano. Hay un diálogo constante a lo largo del poemario entre la poesía y la fisys del cuerpo, que no deja atrás los postulados científicos como referentes, que a su vez cobran entidad poética al ser nombradas. Un díálogo de metalenguajes, si se quiere, que atrae su cámara al plano de los sentidos. (...)
 Sabe muy bien que para abrir sus sentidos al mundo que está más allá de la caverna ha de emprender la misma aventura que el Altazor de Huidobro: tirarse en paracaídas sobre la desolación del lenguaje y recomponerlo articulando las palabras como por primera vez, como si el mismo poeta acabara de nacer limpio de todo determinismo lingüístico o referencial.  Junto a esta natural y pretendida inocencia fundacional, habría que añadir (quizás causalidad contigua) esa carencia absoluta de prejuicios propia de los científicos, partiendo de los planteamientos presocráticos hasta la actualidad.  No hay disección de la realidad, ni impulso clasificatorio. Quizás sea una manera de acabar con el pensamiento antropocéntrico que la poesía de Góngora ya había imaginado como un ser gigantesco y desproporcionado que veía por un solo ojo y que rompía el equilibrio de la creación. Esta ruptura de Bernal Suárez deviene, por supuesto,  alejamiento del yo lírico romántico, lo cual no es lo mismo que romper con el sentimiento sino verlo como esa cara oculta de un pensamiento que hace girar el verso y lo llena de energía.
Si un escolio es una anotación o aclaración que se escribe junto a un texto para explicar un contenido, en Escolio con fuselaje estival, de Daniel Bernal Suárez, se nos dice a los lectores:
No creas en el libro: su conciencia no ha de segar 
las parcelas fragmentadas del lenguaje. (pg. 48)
Entonces la poesía se transforma en algo bien diferenciado de la literatura: pugna y parpadeo entre la precisión del vocablo y la apertura del sentido: asir no el pensamiento, sino su máscara ululante (pg. 48)" 
Puede leerse el texto completo en la revista Cinosargo y también en esta entrada de su blog, Esquina Paradise.
Muchas gracias por tus palabras, Antonio.

domingo, 1 de mayo de 2011

Artículo en Espéculo

Una mirada a la esquina: el paraíso del lenguaje: artículo de un servidor aparecido en la Revista de Estudios Literarios Espéculo, donde analizamos someramente algunos aspectos relevantes del poemario Esquina Paradise, de Antonio Arroyo Silva, procurando una exégesis de la cosmovisión analógica que preside su obra, y el carácter eminentemente simbólico de su poesía, resaltando las principales líneas de fuga a nuestro juicio, tales como la vocación poética vista como aspiración a la comunión, la diversidad de las apariencias del mundo cuyo sentido escapa a la palabra pero halla sus vislumbres en ella y la poesía como pasión lúcida, sensibilidad y conciencia a un tiempo que puede deparar la apertura a la otredad.

jueves, 2 de julio de 2009

Canto, cuerpo, metáfora


José Ángel Valente

El último poema que el vate gallego José Ángel Valente incluyó en el volumen póstumo Fragmentos de un libro futuro recoge, bajo la instantánea de un haikú, la esencia del ser del poeta, su misión y su destino de cabal encarnación mediante la palabra, llegando a constituir el cuerpo del canto. El poema como reducto de consumación en el que el objeto y el sujeto se reconocen mutuamente. La consciencia del poeta se licúa en un conjunto de palabras que expresan una posibilidad azarosa sólo justificable por la propia manifestación del canto. Porque todo verdadero poeta debe ser él mismo canto, palabra. Como ha escrito Jorge Rodríguez Padrón a propósito de Eugenio Padorno: "para el poeta, la experiencia es una: la revelación. O debe serlo. Y sólo la alcanzará de forma plena, si su escribir y su existir se entrañan en uno, indisolublemente. En poesía, de nada vale escribir de la existencia; es imprescindible existir en el lenguaje, y en la textura que lo realiza". Pero dejemos que hable la voz de Valente:

Cima del canto.
El ruiseñor y tú
ya sois lo mismo.

José Manuel Caballero Bonald.También quería traer a colación un poema en prosa del refinado, barroco y exquisito poeta José Manuel Caballero Bonald, cuya materialización supone la aceptación de que, para comprender la realidad, ésta debe ser transformada mediante el lenguaje. No valen aquí conseciones: la operación metafórica es consustancial a cualquier sistema lingüístico: desde las ciencias naturales a los mitos, pasando por la formalización de la lógica y las matemáticas. Y, evidentemente, es el tejido, la urdimbre básica que sustenta toda acción, todo gesto poético: la visión analógica del mundo. Pero Bonald refiere algo más: no exclusivamente la mutación, la simbolización, sino el método en que estos aspectos suceden: la deformación de la realidad. Es una idea que se filtra a esa inmensa escuela de vanguardia que fue el surrealismo, pero que ya latía en los expresionistas. La realidad, para ser comprendida, debe ser transformada. Oigamos al poeta:

"La transgresión de la lógica conduce al predominio de la maravilla. Nada es ya subalterno: todo regresa a su veracidad más ilusoria. Es como si cada signo extraviado en el silencio reencontrara de pronto la palabra que significa todas las palabras. Vociferan las líneas, gesticulan las formas. Tan imposible como la verdad, esa mujer desnuda pertenece al terror, mitifica una historia que se engendra a sí misma. La mutación del cuerpo fluctuando en lo absorto, la carne que vulnera su norma de hermosura hasta el gustoso límite del vértigo, ¿no perpetúan la cartesiana proporción de la anarquía, esa otra estirpe sexual de la cultura cuya razón de ser consiste en su vivificante sinrazón? Nada es ya subalterno: todo retorna una vez más a su matriz. No sin ser deformada puede la realidad exhibir sus enigmas".

Es revelador que este poema de Bonald esté dedicado a Picasso.

Tres pérdidas

En lo que va de año se nos han marchado varios poetas hispánicos. Quería acordarme en estas líneas especialmente de Idea Vilariño, Blanca Varela y José Miguel Ullán. Con sus respectivas muertes sus obras adquieren un aura, una marca que las circunscribe con un signo de cierre fatal, de frontera. Pero, como advierte Varela en su poema Palabras para un canto: "No hablemos de dolor entre ruinas"; esto es, recordemos sus poemas por encima de cualesquiera otras consideraciones de índole biográfica (a las que tan adeptos son nuestros periodistas culturales, que apenas reparan en la escritura de los autores a los que se dedican obituarios, en detrimento de la comunicación de cuanta anécdota trivial pudiera engrosar la morbosidad de esta sociedad del espectáculo).

Vilariño pertenece a la estirpe de poetas que profundizan más que se propagan o diseminan. Cierto es que en sus diferentes opúsculos nos ha dejado variaciones tanto formales como temáticas, pero hay una solución de continuidad en su discurso. Un discurso poético cargado de una hondura existencial que conturba. La mayor parte de su obra responde a la inquisición sobre el existir del hombre, su soledad, la bifurcación de su conciencia y, sobre todo, la experiencia amorosa vista desde todos los ángulos en que la pasión se desarrolla. Testigo de la profunda soledad del hombre tanto en su vertiente social –soledad del hombre entre los hombres- como en su vertiente cósmica –soledad del hombre en el universo-, Vilariño es portadora de una cosmovisión sombría del existir. Su lenguaje se caracteriza por una diafanidad extrema cuyas torsiones más conspicuas se fundamentan en sistemas repetitivos, énfasis de la claridad y aun de la simpleza. Recordemos un breve poema suyo, La metamorfosis:
tres pérdidas
Entonces soy los pinos
soy la arena caliente
soy una brisa suave
un pájaro liviano delirando en el aire
o soy la mar golpeando de noche
soy la noche.
Entonces no soy nadie.


La poesía de Varela está hecha de una oscura materia capaz de transmutar todo en canto; sus poemas semejan constelaciones asimétricas que reflejan al ser en la palabra (y no sólo mediante ella). Lenguaje de sombras y chispas, carnal: las palabras parecen copular en el oasis de la página. Parafraseando unos versos de Rilke, podríamos afirmar que esta poesía ahonda los sentidos a través de la opacidad de un lenguaje –que no de las horas rilkeanas- que se dice y se desdice, abriendo paso a la otredad que reclamara Paz, o añadiendo realidad a la realidad, según la conocida expresión de Juarroz. Porque –Varela dixit- "se necesita el don / para entrar en la charca". O como escribiera José Miguel Oviedo a propósito del espacio común habitable de la lucidez y lo onírico en su poesía: "La inmersión en lo más profundo genera la chispa de una revelación inquietante sobre la realidad de la existencia, sobre su horror y su belleza. El contorno objetivo y la dimensión subjetiva se funden sutilmente (…) gracias a un continuo trasiego entre los datos de la vigilia y los del sueño".


tres pérdidas

Por su parte, la poesía de José Miguel Ullán se constituye como una indeclinable y permanente indagación en el lenguaje; poesía de exploración en los límites del signo, habitante en la fractura abierta entre lo decible y lo indecible. Poeta de la multiplicidad, en una entrevista aparecida en Poesía digital, y ante el cuestionamiento de si se había sentido más cómodo en alguno de los diversos registros cultivados, Ullán respondía: "Cuando me he sentido demasiado cómodo, he cambiado enseguida de registro. No con la voluntad de fabricar un muestrario, sino con el propósito de asumir la complejidad desde las más variadas perspectivas. De hecho, el registro no es lo predeterminado, sino la consecuencia de un nuevo enfoque".
tres pérdidas
La poesía completa de Idea Vilariño ha sido publicada por la editorial Lumen, en tanto que en Galaxia Gutenberg/Círculo de Lectores han visto la luz las compilaciones respectivas de Blanca Varela y de Ullán.

martes, 17 de febrero de 2009

De las posibilidades del lenguaje

Y el avión trae un lenguaje diferente
para la boca de los cielos de siempre.
Vicente Huidobro (Altazor, Canto III)


Leyendo Recapitulaciones, el conjunto de reflexiones en las que el poeta mexicano Octavio Paz meditaba sobre el hecho poético, me topé con una sentencia que me deslumbró o mejor sería decir que me alumbró, me desveló un sendero ubérrimo, preñado de posibilidades en lo poético. No quiero con ello admitir que entreví algo novedoso u original, sino que la lectura de ese fragmento obró en mí lo que he dado en llamar «la apertura del sentido» o de los sentidos, siempre y cuando se comprenda que dicha ruptura de los moldes de la concepción de lo poético apunta tanto hacia el sentido como significado o como dirección, y al sentido como capacidad de asimilación o de percepción sensorial. Dice Paz:

«La poesía y la matemática son los dos polos extremos del lenguaje. Más allá de ellos no hay nada –el territorio indecible; entre ellos, el territorio inmenso, pero finito, de la conversación».


En efecto: las matemáticas y la poesía signan dos modos diversos del lenguaje humano. Delimitan, en su radical extremidad, dos modos divergentes tanto en sus propósitos como en sus medios, de decir. Circunscriben el campo de amplitud, describiendo imaginariamente una curva entorno a lo expresable. Hans Magnus Enzensberger, en el libro Los elixires de la ciencia, hacía confluir a la ciencia, la poesía y la filosofía en la matriz germinal del mito. Consanguinidad de la palabra: ecuaciones, silogismos, metáforas: construcciones verbales. Sin embargo, los distintos lenguajes generados por los hombres han pervivido no de manera esencial, pura, sino contaminándose en una inalterable sucesión de coitos. ¿No son, tanto la filosofía como las distintas disciplinas científicas verdaderos bosques de metáforas? ¿No ha acarreado toda reformulación de lo poético una íntima religación con los sustratos epistemológicos dados por válidos en un momento dado?

«Detrás de todo gran sistema filosófico hay una imagen poética generadora», dejó escrito José Ángel Valente en su ensayo Poesía, filosofía, memoria, recogido en La experiencia abisal. El mismo Valente que, años atrás, escribiera en verso y utilizando la máscara de Maquiavelo (en el poema titulado Maquiavelo en San Casciano y perteneciente al libro La memoria y los signos):

Se apaciguan las horas, el afán o la pena.
Habito con pasión el pensamiento

Habitar con pasión el pensamiento. Ciertos cenáculos en nuestra geografía poética reciente acuden a maridar poesía y filosofía –donde filosofía parecería ser exclusivamente un eufemismo de metafísica-. Inhabitable reducción del pensar a lo filosófico y de éste a lo metafísico, algunos reniegan de la capacidad de pasión poética que llevan implícitas las imágenes poéticas generadoras –utilicemos la expresión citada de Valente- de la ciencia.

Interrogado sobre los motivos que le movían a acudir a clases de química en la Royal Institution, Coleridge respondió que se tomaba tal molestia para enriquecer sus provisiones de metáforas. Novalis, otro gran poeta romántico instruido en diversas ramas del saber de su época, vertió en sus fulgurantes –y contradictorios- aforismos meditaciones análogas:

«Hay que crear en sí mismo el entusiasmo mediante una reflexión ininterrumpida y libre. Si no se tiene tiempo para realizar una visión de conjunto, para meditar libremente, para dejar correr los pensamientos y considerarlos según los diferentes estados de ánimo, se adormece hasta la fantasía más fecunda y cesa toda actividad interior. No hay nada más útil para los poetas que una rápida consideración de los muchos objetos del mundo y de sus propiedades, así como de algunas ciencias».

Un apresurado recorrido por la historia de las sociedades humanas nos muestra la incidencia que todo desarrollo epistemológico ha obrado en las artes, especialmente la poesía, de su tiempo. Los poetas no han sido insensibles a las radiaciones de fondo dimanadas –y aprovechadas- como cosmovisiones. No obstante, la dispersión y el alto grado de especialización adquirido por cada una de las ciencias han marcado un hiato deletéreo entre los intelectuales según sea su campo de dedicación.

En esta primera década del siglo XXI hemos asistido a una vertiginosa modificación -aceleración gnoseológica- promovida gracias a las innovaciones tecnológicas, especialmente las vinculadas con las redes de información.

¿Cómo elaborarán – ya lo hacen- los nuevos lenguajes los poetas jóvenes, nacidos en un clima que tiende a difuminar las fronteras entre los distintos lenguajes?

Realizar el poema como ecuación de campo. Abierto a la infinitud de los nombres, la poesía subsistirá como formulaciones de códigos que operarán no sólo con el lenguaje ordinario, sino con toda matriz simbólica. La dirección del vector no es nueva; en virtud de las conformaciones posibles que adquieran los conocimientos, la forma determinará los sentidos de ese vector. El vector del poema indemne: poema residual: ecuación habitable –códigos binarios- por la pasión estética reformulada y reinventada.

jueves, 5 de febrero de 2009

Poemas de DBS en Letralia

Agradezco al consejo editor de Letralia, especialmente a su director Jorge Gómez Jiménez, la gentileza de haber publicado algunos poemas míos, pertenecientes a Los tallos oculares, en dicha revista.
.
Se pueden leer aquí: http://www.letralia.com/203/letras08.htm

domingo, 25 de enero de 2009

6 de enero: la ironía de dios o la estrella de Belén


Adoración de los magos - Alberto Durero
"Ellos, después de oír al rey, se pusieron en camino, y la estrella que habían visto en oriente los guió hasta que llegó y se paró encima de donde estaba el niño. Al ver la estrella, se llenaron de una inmensa alegría. Entraron en la casa, vieron al niño con su madre María y lo adoraron postrados en tierra. Abrieron sus tesoros y le ofrecieron como regalo oro, incienso y mirra". (Mt 2, 9-11)

1
Llega el día de la Epifanía: se conmemora la manifestación de Jesús a todos los pueblos a través de la visita de los Magos. Siempre me he preguntado: ¿por qué los ateos y los agnósticos celebran esta fecha?

2
San Ignacio de Loyola (1491-1556) fue el fundador de la Compañía de Jesús. Durante la querella con el jansenismo, los jesuitas tomaron partido por la primacía de la libertad humana.
¿Por qué los diccionarios recogen como segunda acepción de jesuitismo "hipocresía basada en restricciones mentales" o "hipócrita, astuto" para jesuítico?

3
El reconocimiento de Arthur C. Clarke se fundamenta en su producción novelística, especialmente en la saga Odisea en el espacio. ¿Por qué hoy acude a mi memoria el relato La estrella?

4
En La estrella, de Arthur C. Clarke, un astrónomo jesuita a bordo de una expedición espacial narra el viaje hacia la Nebulosa del Fénix. Encuentran un planeta a una distancia considerable de la enana blanca que pervive como resto de la enorme supernova. En ese planeta descubren un inmenso monolito que alberga en su interior las trazas que una civilización, perteneciente a uno de los planetas arrasados por la explosión de la supernova, había trasladado hasta allí. Rastros de "todo aquello que deseaban conservar, todos los frutos de su genio, esperando que alguna otra raza los hallase y no fuesen absolutamente olvidados". Indudablemente Arthur C. Clarke consigue edificar un relato con un final asaz sorprendente. No me opondré a las confesiones: hará diez años que lo leí por primera vez y, cada vez que arribo a la última línea, sabedor de la interrogación final del narrador, el vértigo del sin sentido me colma.

5
Salvador Edward Luria: "El hombre no es más que un producto -aunque un producto muy especial- de una secuencia de ciegas casualidades y amargas necesidades. La esencia de la evolución es la ausencia de todo motivo o finalidad".

6
"Aquella tragedia era algo fuera de lo común. Una cosa es que una raza decline y muera, como ha ocurrido con las naciones y las culturas en la Tierra, y otra que sea destruida de una manera tan completa en la flor de su desarrollo, sin dejar supervivientes... ¿Cómo puede reconciliarse esto con la misericordia divina?
(...)
Sé las respuestas que mis colegas darán cuando regresemos a la Tierra. Dirán que el Universo no tiene propósito ni plan, y que algo así como un centenar de soles estallan cada año en nuestra galaxia, y que en este mismo momento alguna raza está muriendo en las profundidades del espacio. El que esta raza haya obrado bien o mal durante su vida no importa al fin: no hay justicia divina, pues no hay Dios.
(...)
No podíamos asegurar, antes de alcanzar la nebulosa, cuánto hacía que se había producido la explosión. Ahora, mediante las evidencias astronómicas y las grabaciones en las rocas de aquel planeta superviviente, he sido capaz de fecharla con mucha exactitud. Sé en qué año la luz de aquella colosal detonación llegó a la Tierra. Sé cuán brillantemente la supernova cuyo cadáver se va empequeñeciendo tras nuestra nave que acelera iluminó en otro tiempo los cielos de la Tierra. Sé cómo debió haber aparecido, muy baja sobre el horizonte del este, antes del amanecer, como un faro en aquella alba oriental.
No cabe duda alguna: al fin ha quedado resuelto el antiguo misterio. Y, sin embargo, ¡oh, Dios!, había tantas estrellas que podrías haber usado.
¿Qué necesidad había de lanzar a ese pueblo al fuego, para que el símbolo de su fin brillase sobre Belén?"

domingo, 16 de noviembre de 2008

Para reflexionar:

"Quien confunde el cibersexo con el amor está listo para el psiquiatra. Uno puede confiar en la inercia del cuerpo. El dolor de muelas no es virtual. El que tiene hambre no se sacia con simulación. La propia muerte no es un acontecimiento de los medios. Oh, sí, hay vida después del mundo digital: la única que tenemos".
hme
Hans Magnus Enzensberger
(Los elixires de la ciencia)

sábado, 18 de octubre de 2008

El nombre del poeta

1
j
Un hombre se propone la tarea de dibujar el mundo. A lo largo de los años puebla un espacio con imágenes de provincias, de reinos, de montañas, de bahías, de naves, de islas, de peces, de habitaciones, de instrumentos, de astros, de caballos y de personas. Poco antes de morir, descubre que ese paciente laberinto de líneas traza la imagen de su cara.
a
(Jorge Luis Borges, El hacedor)
b
2
y
El nombre del poeta no es más que una etiqueta que aglutina un conjunto de obras a las que dota de una cierta unidad de sentido. No hay que olvidar que esta unidad de sentido indica o señala la evolución de un proceso creativo particular.
c
El nombre del poeta es un acrónimo rastreable a través de ciertos versos. El poeta designa una discontinuidad formal -especie, gen- en el continuum del acervo poético -biocenosis, genoma- que permite deducir algunos elementos de significado.
h
La especie no es una unidad estática, sino una fase en el proceso de divergencia evolutiva, Dobzhansky dixit.
d
3
t
Las razas, las especies, los géneros y las familias no son sino grados diferentes de divergencia evolutiva.
e
(Theodosius Dobzhansky, Genética y el origen de las especies)
f
Paráfrasis: Las generaciones, escuelas, estilos y corrientes literarias no son sino grados diferentes de la divergencia poética -evolución individual, evolución colectiva-.

jueves, 14 de agosto de 2008

Acuse de recibo: Konkrete Poesie



Poesía concreta en lengua alemana
En un artículo algo grotesco fechado en 1972, Alberto Moravia rechazaba la idea de la decadencia de la lectura, a la vez que recurría a una condena de la cultura de la imagen y de los libros de bolsillo en un tono eminentemente elitista:
daniel bernal suárez
"Entre el libro tradicional y el libro de bolsillo, la diferencia no es exclusivamente de calidad y de precio. En realidad, se trata de dos tipos de libros enteramente distintos. El libro tradicional correspondía y sigue correspondiendo a un contexto cultural sedimentado y orgánico que dura desde hace siglos. En cambio, el libro de bolsillo disemina, de una sola vez, en un terreno completamente virgen, los gérmenes de la cultura de todas las épocas y de todos los lugares. En unos pocos años se ha sumido, sin preparación alguna, a una humanidad recientemente alfabetizada en una cultura de treinta siglos."
daniel bernal suárez

No negaré que las ediciones de bolsillo, al igual que todo tipo de superproducción cultural -léase esto en clave contemporánea bajo el prisma del opimo desarrollo tecnológico y la disponibilidad creciente de información de manera indiscriminada-, pudieran acarrear ciertos conflictos derivados de la masificación y de la concepción de la lectura como mero consumo. Sin embargo, no se trata aquí de anatemizar o de dirigir las reflexiones sobre ese particular formato de libro en una dirección unívoca, pues es innegable que también la apertura -facilidad de acceso y abaratamiento de la adquisición- promovida por el mismo permite explorar nuevos modos de aprendizaje. Todo instrumento tecnológico consiente la explotación de aspectos encomiables y nefarios de modo simultáneo.
daniel bernal suárez
Precisamente una curiosa edición de bolsillo, Konkrete Poesie, editada por Reclam, me ha permitido indagar más en el movimiento concreto de la poesía en lengua alemana. Recordemos que, según Luis Reina Palazón, la poesía concreta "irrumpe con una crítica del lenguaje que a partir de la eliminación de la metáfora, la alteración de las relaciones gramaticales y las estructuras de orden semántico combate la visión tradicional de la realidad que el lenguaje aporta" (algo más sobre este movimiento en Wikipedia). Rememoremos, asimismo, que en su antología de la lírica alemana de la segunda mitad del siglo XX, 21 poetas alemanes (editada por Visor en 1980), Felipe Boso establecía una serie de divisiones líquidas que aglutinaban en torno a cinco tendencias principales a los poetas de posguerra más relevantes. En efecto, Boso advertía que "Paralelamente a la poesía concreta o posterior a ella surge lo que, con un término difuso, se ha llamado experimentación". Entre estos poetas experimentales que desbordarían la línea propiamente concreta se situarían -siempre según Boso- autores como HeiBenbüttel, Becker, Jandl, Gappmayr o Kriwet. Konkrete Poesie, precisamente, incluye poemas que exploran modos divergentes, diversos, dentro del amplio cauce expresivo de la experimentación, como serían la propuesta conceptualista de Gappmayr, la fonética de Jandl o la puramente visual -opacos ideogramas- de Hansjörg Mayer.
daniel bernal suárez
Poesía concreta: poética del signo. No el significante como subalterno del significado, sino como forma en sí creadora -irradiadora- de significaciones.

martes, 29 de julio de 2008

Del desierto y el libro a Edmond Jabès



Del desierto al libro - Edmond Jabès
En el año 2000 la editorial Trotta publicó la traducción de un texto fundamental para todo lector de Edmond Jabès: Du désert au livre. Se trata de una suerte de diálogo o entrevista que mantuvieron, allá por la década de los ochenta del siglo pasado, el mencionado autor y Marcel Cohen. Una de sus peculiaridades consiste en el carácter lateral de la pieza, considerada con respecto a los otros libros de Jabés. Lateral, decimos, y por ello mismo, imprescindible, dada su condición o aspiración esclarecedora sobre la obra de este autor tan singular. Ciertamente, habría que incidir que el adjetivo de esclarecedor operaría de un modo radicalmente distorsionador: las palabras, en Del desierto al libro, no alumbran las zonas de oscuridad, brindan la oscuridad con toda la cegadora carga de ausencia que les es consustancial. Más que esclarecer, ahonda en los movimientos de su escritura propiamente creativa. Acaso habría que resaltar que toda la producción jabesiana emerge de las fallas o grietas en el margen de un libro que prolongara, en su caos oceánico, el vértigo. Lateralidad de lo lateral, entonces, que a fin de cuentas sería un astro en la espiral sin centro.
Del
Para Jabès, la escritura se confunde, en su clara apuesta por el riesgo, con el estar (tal como asoma en el significativo poema Stehen de Paul Celan perteneciente al volumen Cambio de aliento) del hombre: las imágenes van fluyendo cual corriente, ora cenagosa, ora cristalina. La búsqueda es una pregunta hacia la nada que ha de convocar a las palabras vírgenes, conocedoras del gravamen de su memoria. La existencia como perpetua pregunta recomenzada; sospechosa toda respuesta que ignore u olvide su validez puramente transitoria:

"El libro, en el que se supone que todo es posible a través de una palabra que creemos poder dominar, y que, finalmente, resulta que no es más que el lugar de su fracaso".
desierto
En el centro de ese libro ideal, arquetípico, al que aspira todo libro -y que apenas será rozado por las frases que circulan por la hoja- un vacío configura, en su débil trazo, la imagen de un hombre solitario. Extranjero del extranjero, hermano de la arena. En el libro, este extranjero se reconcilia con su diferencia: entiende que la agonía del silencio es el sentido mismo del vocablo que anhelaba. Búsqueda del sentido de la palabra primigenia o última; encuentro del silencio que se revelaría, paradójicamente, como espacio hacia el que las palabras tendían, perfilando una pasión agotadora:
jabès
"La palabra tiene permiso de residencia únicamente en el silencio de las demás palabras. En primer lugar, hablar es apoyarse en una metáfora del desierto, es ocupar una blancura, un espacio de polvo o ceniza, donde la palabra victoriosa se ofrece en su desnudez liberada."
al
Las manifestaciones de Jabès rotan alrededor de las preguntas de Marcel Cohen, rehuyendo cualquier fijación que aboliera su sed de apertura a la multiplicidad de los sentidos. Diálogo, pues, que nos remitiría a la visión del árbol ofrecida en la proliferación de sus ramas y en la agónica, exhausta indagación terrestre de las raíces: profundización hacia el mineral y el agua, como en aquellos versos que Peter Huchel dedicara a su hijo en el poema El jardín de Teofrasto:
libro
"ten presente, hijo mío, ten presente a quienes un día
plantaron conversaciones como se plantan árboles."
jabès
Además de las continuas referencias y alusiones a su escritura, Jabès desgrana también su pensamiento sobre temas que siente próximos o sobre sus avatares biográficos. Este breve opúsculo de Jabès, como todos los suyos, se adhiere a esa región de la escritura donde las fronteras quedan abolidas, puesta entre paréntesis toda certidumbre, para engendrar así una honda reflexión intuitiva. Palabras de un libro que nos confrontan con el desierto. Ardientes arenas del pensar que soslayan toda respuesta cómoda a los interrogantes del hombre, de un hombre solo frente al mundo.