martes, 11 de agosto de 2009

Diálogos con Dennis

*
Observo cómo Dennis me mira a los ojos y me dice: no te asombres, pues ya lo sabías. La pervivencia del lobo.
.
*
Te asomas al aleph una vez más, lees las cartas de Beatriz y sigues vacilando. Pero este aleph era de cables y bits, de neurotransmisores y prótesis. Pero esta Beatriz tenía un ligero semblante de pez y de agua.
.
*
Dennis, nunca dejas nada al azar. Cada palabra tuya es un gesto visible de tus designios. De un ineludible propósito que ella no abarcará, repusiste.
.
*
Dennis baraja palabras y obtiene un póquer.
.
*
Como el escorpión, desapareces en la mentira.
.
*
Dennis tomó asiento en la mesa del fondo. Su mirada parecía extraviada en una reflexión taciturna. Pasaron algunos minutos en silencio y luego reparó, sobresaltado, en mi presencia. Inopinadamente, y con voz tenue, me confesó: en realidad, no me agradan los retos difíciles. Tampoco aquellos en cuya resolución no hallo algún obstáculo. El placer de las penumbras, afirmé, con el que sueles exponerte ante Odiana, acaso no sea más que una forma de orillar el miedo. Asintió antes de volver a ocultarse tras el grave silencio de los vasos.

lunes, 10 de agosto de 2009

Diálogo con Dennis

Esperas a que Odiana lea esa escritura cifrada, esos códigos oscuros, me dijo Dennis, y sabes que ella sólo comprenderá lo diáfano. Acaso eso no sea más que un tímido subterfugio para mantener la lejanía. Quizás, le contesté, cuando ella perciba el significado de mis frases, ya habré decidido partir. ¿Qué te atrae de ella, me inquirió Dennis, la remota imposibilidad de lo posible? Y no supe qué responder.

martes, 21 de julio de 2009

Profesión de fe

No me gustan los límites y las fronteras. No comulgo con quienes sitúan cercas en torno a grupos definidos por enfrentamiento u oposición a otros grupos. Percibo la homogeneización de los individuos bajo programas y esquemas fuertemente ideologizados -y con obvios intereses en la obtención de poder vía manipulación histórica- como algo esencialmente deleznable. A menudo me inquiero cómo puede respirar alguien inmerso en una burbuja de volumen mínimo.
.
Temo que quien es incapaz de volver la mirada y ubicarse en su tiempo, termine liquidado por éste -y convertido, ipso facto, en una costra salina de anacronismo-.
.
He de confesar mi perplejidad ante quien se permite criticar, con toda razón, las ignominiosas pululaciones del horror, siempre que operen bajo determinadas ideologías, y, simultáneamente, ensalce las mismas actuaciones en otros lugares solamente porque el criminal asevere pertenecer al espectro contrario de las opciones ideológicas.
.
Los hombres no pertenecen a ninguna tierra ni a ninguna institución: no somos objetos de compra-venta. De modo similar, la tierra no pertenece a los hombres, salvo aquel segmento que, en virtud de las leyes, quede registrado como nuestra propiedad. Y esto sólo por mor de la vigencia legislativa.
.
No considero extranjero a ningún ser humano. No me siento más identificado con aquellos que comparten conmigo el hábitat que con aquellos que, lejanos en el espacio -o en el tiempo-, expresan visiones del mundo que pueda compartir o que sean susceptibles de ser consideradas como válidas o ciertas.
.
No creo en los ídolos ni me atrae sacralización ni revelación mistérica alguna.
.
Creo en la utopía como proceso -ético y político- interminable de realización encauzado mediante un anhelo de perfeccionamiento, nunca alcanzable en su completud, pero no por ello desdeñable.
.
Descreo del periodismo.
.
Sé que mi único enemigo soy yo mismo, y que, parafraseando un verso de Luis Feria en Fábulas de octubre, mi patria es el tiempo.
.
No me ruboriza admitir que amo la inteligencia.

sábado, 18 de julio de 2009

Mi toko no ma

Me duermo, en el tokonoma
evaporo el otro que sigue caminando.

José Lezama Lima
.
*
.
Deseo ordeñar mi toko no ma. Abriré el espacio de la penumbra en torno a la oquedad; allí observaré el desfile de las sombras. Detrás de lo invisible veré: aparición de lo Visible.
.
¿Qué objeto, extraído de lo Circunvalante, situaré en la pared como centro extático de la contemplación?
.
En mi toko no ma residirá el Trilobite

miércoles, 15 de julio de 2009

Analectas

6.53 El verdadero método de la filosofía sería propiamente éste: no decir nada, sino aquello que se puede decir; es decir, las proposiciones de la ciencia natural –algo, pues, que no tiene nada que ver con la filosofía-; y siempre que alguien quisiera decir algo de carácter metafísico, demostrarle que no ha dado significado a ciertos signos en sus proposiciones. Este método dejaría descontentos a los demás –pues no tendrían el sentimiento de que estábamos enseñándoles filosofía-, pero sería el único estrictamente correcto.
.
Wittgenstein
Tractatus Logico-Philosophicus

jueves, 2 de julio de 2009

Canto, cuerpo, metáfora


José Ángel Valente

El último poema que el vate gallego José Ángel Valente incluyó en el volumen póstumo Fragmentos de un libro futuro recoge, bajo la instantánea de un haikú, la esencia del ser del poeta, su misión y su destino de cabal encarnación mediante la palabra, llegando a constituir el cuerpo del canto. El poema como reducto de consumación en el que el objeto y el sujeto se reconocen mutuamente. La consciencia del poeta se licúa en un conjunto de palabras que expresan una posibilidad azarosa sólo justificable por la propia manifestación del canto. Porque todo verdadero poeta debe ser él mismo canto, palabra. Como ha escrito Jorge Rodríguez Padrón a propósito de Eugenio Padorno: "para el poeta, la experiencia es una: la revelación. O debe serlo. Y sólo la alcanzará de forma plena, si su escribir y su existir se entrañan en uno, indisolublemente. En poesía, de nada vale escribir de la existencia; es imprescindible existir en el lenguaje, y en la textura que lo realiza". Pero dejemos que hable la voz de Valente:

Cima del canto.
El ruiseñor y tú
ya sois lo mismo.

José Manuel Caballero Bonald.También quería traer a colación un poema en prosa del refinado, barroco y exquisito poeta José Manuel Caballero Bonald, cuya materialización supone la aceptación de que, para comprender la realidad, ésta debe ser transformada mediante el lenguaje. No valen aquí conseciones: la operación metafórica es consustancial a cualquier sistema lingüístico: desde las ciencias naturales a los mitos, pasando por la formalización de la lógica y las matemáticas. Y, evidentemente, es el tejido, la urdimbre básica que sustenta toda acción, todo gesto poético: la visión analógica del mundo. Pero Bonald refiere algo más: no exclusivamente la mutación, la simbolización, sino el método en que estos aspectos suceden: la deformación de la realidad. Es una idea que se filtra a esa inmensa escuela de vanguardia que fue el surrealismo, pero que ya latía en los expresionistas. La realidad, para ser comprendida, debe ser transformada. Oigamos al poeta:

"La transgresión de la lógica conduce al predominio de la maravilla. Nada es ya subalterno: todo regresa a su veracidad más ilusoria. Es como si cada signo extraviado en el silencio reencontrara de pronto la palabra que significa todas las palabras. Vociferan las líneas, gesticulan las formas. Tan imposible como la verdad, esa mujer desnuda pertenece al terror, mitifica una historia que se engendra a sí misma. La mutación del cuerpo fluctuando en lo absorto, la carne que vulnera su norma de hermosura hasta el gustoso límite del vértigo, ¿no perpetúan la cartesiana proporción de la anarquía, esa otra estirpe sexual de la cultura cuya razón de ser consiste en su vivificante sinrazón? Nada es ya subalterno: todo retorna una vez más a su matriz. No sin ser deformada puede la realidad exhibir sus enigmas".

Es revelador que este poema de Bonald esté dedicado a Picasso.

Tres pérdidas

En lo que va de año se nos han marchado varios poetas hispánicos. Quería acordarme en estas líneas especialmente de Idea Vilariño, Blanca Varela y José Miguel Ullán. Con sus respectivas muertes sus obras adquieren un aura, una marca que las circunscribe con un signo de cierre fatal, de frontera. Pero, como advierte Varela en su poema Palabras para un canto: "No hablemos de dolor entre ruinas"; esto es, recordemos sus poemas por encima de cualesquiera otras consideraciones de índole biográfica (a las que tan adeptos son nuestros periodistas culturales, que apenas reparan en la escritura de los autores a los que se dedican obituarios, en detrimento de la comunicación de cuanta anécdota trivial pudiera engrosar la morbosidad de esta sociedad del espectáculo).

Vilariño pertenece a la estirpe de poetas que profundizan más que se propagan o diseminan. Cierto es que en sus diferentes opúsculos nos ha dejado variaciones tanto formales como temáticas, pero hay una solución de continuidad en su discurso. Un discurso poético cargado de una hondura existencial que conturba. La mayor parte de su obra responde a la inquisición sobre el existir del hombre, su soledad, la bifurcación de su conciencia y, sobre todo, la experiencia amorosa vista desde todos los ángulos en que la pasión se desarrolla. Testigo de la profunda soledad del hombre tanto en su vertiente social –soledad del hombre entre los hombres- como en su vertiente cósmica –soledad del hombre en el universo-, Vilariño es portadora de una cosmovisión sombría del existir. Su lenguaje se caracteriza por una diafanidad extrema cuyas torsiones más conspicuas se fundamentan en sistemas repetitivos, énfasis de la claridad y aun de la simpleza. Recordemos un breve poema suyo, La metamorfosis:
tres pérdidas
Entonces soy los pinos
soy la arena caliente
soy una brisa suave
un pájaro liviano delirando en el aire
o soy la mar golpeando de noche
soy la noche.
Entonces no soy nadie.


La poesía de Varela está hecha de una oscura materia capaz de transmutar todo en canto; sus poemas semejan constelaciones asimétricas que reflejan al ser en la palabra (y no sólo mediante ella). Lenguaje de sombras y chispas, carnal: las palabras parecen copular en el oasis de la página. Parafraseando unos versos de Rilke, podríamos afirmar que esta poesía ahonda los sentidos a través de la opacidad de un lenguaje –que no de las horas rilkeanas- que se dice y se desdice, abriendo paso a la otredad que reclamara Paz, o añadiendo realidad a la realidad, según la conocida expresión de Juarroz. Porque –Varela dixit- "se necesita el don / para entrar en la charca". O como escribiera José Miguel Oviedo a propósito del espacio común habitable de la lucidez y lo onírico en su poesía: "La inmersión en lo más profundo genera la chispa de una revelación inquietante sobre la realidad de la existencia, sobre su horror y su belleza. El contorno objetivo y la dimensión subjetiva se funden sutilmente (…) gracias a un continuo trasiego entre los datos de la vigilia y los del sueño".


tres pérdidas

Por su parte, la poesía de José Miguel Ullán se constituye como una indeclinable y permanente indagación en el lenguaje; poesía de exploración en los límites del signo, habitante en la fractura abierta entre lo decible y lo indecible. Poeta de la multiplicidad, en una entrevista aparecida en Poesía digital, y ante el cuestionamiento de si se había sentido más cómodo en alguno de los diversos registros cultivados, Ullán respondía: "Cuando me he sentido demasiado cómodo, he cambiado enseguida de registro. No con la voluntad de fabricar un muestrario, sino con el propósito de asumir la complejidad desde las más variadas perspectivas. De hecho, el registro no es lo predeterminado, sino la consecuencia de un nuevo enfoque".
tres pérdidas
La poesía completa de Idea Vilariño ha sido publicada por la editorial Lumen, en tanto que en Galaxia Gutenberg/Círculo de Lectores han visto la luz las compilaciones respectivas de Blanca Varela y de Ullán.

lunes, 15 de junio de 2009

Analectas


«La diferencia entre el hombre que emplea el lenguaje científicamente y el hombre que lo emplea emotivamente no consiste en que uno produzca expresiones que son incapaces de despertar emoción, y el otro expresiones que no tienen sentido, sino que uno está fundamentalmente interesado en la expresión de proposiciones verdaderas, y el otro en la creación de una obra de arte. Así, cuando una obra científica contiene proposiciones verdaderas e importantes, su valor como obra científica apenas se verá disminuido por el hecho de que estén inelegantemente expresadas. Y, de un modo análogo, una obra de arte no es necesariamente peor por el hecho de que todas las proposiciones que comprende sean literalmente falsas. Pero decir que muchas obras literarias están, en buena medida, compuestas de falsedades, no es decir que están compuestas de pseudo-proposiciones. En realidad, es muy extraño que un artista literario produzca expresiones que no tengan significación literal alguna. Y, cuando esto ocurre, las expresiones son cuidadosamente elegidas por su ritmo y su equilibrio. Si el autor escribe cosas absurdas es porque lo considera muy conveniente para lograr los efectos que persigue con su obra».
daniel bernal suárez
Alfred Julius Ayer
Lenguaje, verdad y lógica.

lunes, 20 de abril de 2009

Coincidencias

Me dirigía a realizar mi acostumbrado aprovisionamiento mensual de libros. Próximo a marcharme tras haber inspeccionado a fondo la librería, portaba ya en mis manos dos volúmenes con las Rimas de Bartolomé Juan Leonardo de Argensola, la obra completa de Augusto Ferrán -amigo de Bécquer- y una compilación de seis poemarios de Celso Emilo Ferreiro. Aproveché que el librero estaba ocupado mientras cobraba a otro cliente, y una mirada furtiva me reveló la ubicación de El Zohar, del cual tenía noticias a través de la lectura de los ensayos de José Ángel Valente, así como de la obra de Edmond Jabès. Ya era mi turno. Mientras realizaba los cálculos, el librero exclamó: ¡Anda, El Zohar! A lo mejor te interesa también el Diccionario de símbolos de Cirlot. Y pasó a mostrármelo. ¿Cómo iba yo a no percibir la irradicación de esa obra habida cuenta de mi admiración por el poeta que la había escrito? Asentí. Ya en mi casa, en tanto hojeaba el Diccionario de símbolos, di casualmente con la entrada correspondiente a uno de los signos del zodiaco, el mío, que no es otro que sagitario:
.
"Según Subba Rao, se trata de un símbolo cósmico que expresa al hombre completo: animal, espiritual y digno de lo divino. El hombre constituye así un nexo entre el cielo y la tierra, una tensión simbolizada por el arco. Sagitario, Centauro o el Arquero significa la triple naturaleza; el caballo simboliza la estructura instintiva; la parte humana, los tres principios superiores que envuelven la mónada expresada por la flecha. En el poema babilónico Gilgamés, Sagitario es sustituido por los "hombres escorpión", de los cuales "sólo dos tercios son divinos".
.
Inmediatamente pasé las páginas hacia la entrada Zodíaco, con el fin de aclarar la frase "símbolo cósmico que expresa al hombre completo". Allí Cirlot indica los significados que Senard atribuye a cada signo. El de sagitario sería coordinación y síntesis. ¿Cómo no ver en ello una coincidencia azarosa con mi inquietud por la formación integral, por la completud del pensamiento? Cierto: otra casualidad que puebla de sentido el ciego azar de mi existencia. En rigor, se trata de un fenómeno tremendamente baladí. Sin embargo, me hace plantear una cuestión: ¿qué grado de incidencia tiene el azar en la constitución de nuestras vidas? ¿Cuántas acciones, gestos, pensamientos, palabras, etc., aun perteneciendo a la esfera de lo aleatorio, forjan nuestra existencia y la pueblan -determinan- día a día?

miércoles, 18 de marzo de 2009

Saetas de Alfred Julius Ayer

Aquí puede leerse una entrevista que se le realizó el año de su muerte a A. J. Ayer. Rescato algunos testimonios que pueden producir isquemia cerebral dependiendo de la sensibilidad:
.
- Sin ir muy lejos, la mecánica cuántica está llena de dificultades filosóficas, como ocurre en general con toda la física de las partículas elementales. Pero también es evidente que hay muy pocos filósofos capacitados para lidiar con los temas de la física. Los filósofos de mi generación venían casi todos del campo de las humanidades. Hoy en día para hacer filosofía se necesita una sólida base científica. Tanto Russell como Whitehead, Wittgenstein, Quine y Putnam, por mencionar algunos de los filósofos que más respeto, tenían un sólido conocimiento de las matemáticas. Quien se disponga a trabajar seriamente en la filosofía debe prepararse en matemáticas y en física más que en los clásicos o en la historia de la filosofía. Ahí tiene usted a Schlick o a Carnap, figuras representativas del Círculo de Viena, que comenzaron siendo físicos.
.
- (...) la metafísica, cualquiera sea, es una tontería. Heidegger o Derrida son unos vulgares charlatanes.