miércoles, 2 de diciembre de 2009

A vueltas con la utopía

1
.
Hertha Müller
En ABCD Las artes y las letras apareció, a principios de noviembre, una interesante entrevista con la última Nobel: Herta Müller. Algunas ideas en su diálogo con el entrevistador no son muy afortunadas (verbigracia, la perogrullada de que la literatura tiene que ver con la realidad…¿es que, acaso, puede tener que ver con alguna otra cosa, señora Müller? ), pero otras, asaz iluminadoras, nos revelan las consecuencias de la actividad de un poder totalitario, precisamente al referir sus experiencias en la Rumanía de Ceaucescu: creación de fronteras físicas y, sobre todo, psíquicas, que atemoricen a los individuos y sirvan como niveles de control vía represión externa y, también, vía autorepresión; la corrosión intelectual obrada a propósito de la supresión de la crítica y la reflexión, engendradora de un particular modo de analfabetismo; el provincianismo rural y étnico y sus abstrusos conjuntos de prejuicios, contenedores de una deseada regulación normativa del comportamiento sustentada en falacias. Infiero que lo apuntado puede ser leído en dos claves complementarias: la literal, alusiva a la tesitura concreta mentada por Müller, y asimismo, remitiendo a una lectura oblicua, buscando, bajo la somera referencia pretérita, signos semejantes en el devenir de las sociedades occidentales capitalistas. Me inquiero si será casualidad, albur de las conexiones neuronales de mi cerebro que cruzan textos en mi memoria, el que, al leer estas palabras de Herta Müller:
.
A decir verdad, el analfabetismo en Rumanía no era tan alto, la mayoría de las personas sabían leer y escribir. Pero de qué sirve eso si la mayoría no entendía absolutamente nada. Conocían las letras, pero cuando uno ha sido educado para no pensar, eres analfabeto de otra manera
.
recordara estas otras de Jürgen Habermas, recogidas en un texto de su opúsculo La necesidad de revisión de la izquierda:
.
Jürgen Habermas

A los marginados y subprivilegiados les queda a lo sumo, para hacer valer sus intereses, el voto de castigo en los procesos electorales; ello cuando no se resignan elaborando en términos autodestructivos, con enfermedades, criminalidad o ciegas revueltas, las hipotecas a que estructuralmente están sometidos. Sin la voz de la mayoría de los ciudadanos que se pregunten y permitan se les pregunte si de verdad quieren vivir en una sociedad segmentada, en que hayan de cerrar los ojos ante los mendigos y ante los que carecen de hogar, ante los barrios convertidos en guetos y las regiones abandonadas, tal problema carecerá de la suficiente fuerza impulsora, incluso para ser objeto de una tematización pública que lo haga calar de verdad en la conciencia de todos
.
2
.
Pero guárdate de los osos y los lobos que la frecuentan
Y de la sombra que aparece cuando esperas la aurora

John Ashbery
.
En las palabras precedentes retomaba algunos aspectos de la entrevista a Herta Müller, orillando su respuesta a la última pregunta, la de si concebía el arte como una forma de utopía. Müller contesta negativamente: las utopías son deseos y, cuando llegan a materializarse, se erigen en constructos monstruosos, como se ha evidenciado en tantos regímenes totalitarios. La utopía como sociedad idealizada y perfecta es indeseable (apenas se procede a implantarla). Esto nos viene a decir Müller. La literatura remite a lo real y es en sí misma un producto (curiosa palabra para calificar lo artístico, sobre todo si queda despojado el sustantivo de cualquier adjetivo esclarecedor), y, en tanto lo utópico es lo no-acaecido, se contraponen ambos conceptos. Se puede contemplar que la definición de lo utópico en Müller se encuentra estigmatizada por su experiencia de lo que se afirmaba a sí mismo como realización de lo utópico. En La ciudad del Sol, conspicua utopía renacentista de Tommaso Campanella, se incluía, a modo de apéndice (intitulado Cuestiones sobre la república ideal), una discusión por parte del propio autor italiano, donde se analizaban la posible utilidad y veracidad de los presupuestos que subyacían en dicha utopía. Que yo sepa, bajo el epígrafe Sobre si es razonable y útil haber añadido a la doctrina política el diálogo de la Ciudad del Sol (primer artículo del citado apéndice), se sitúan, a modo de prefiguración, casi todas las objeciones que ha suscitado el debate de la utopía. Así, por ejemplo, la primera auto-objeción que contempla Campanella es la siguiente: “Es ocioso y vano ocuparse de lo que nunca ha existido, existirá, ni es de esperar que exista. Ahora bien, tal género de vida en común, totalmente exenta de delitos, es imposible; nunca se ha visto ni se verá. Por tanto, hemos perdido el tiempo en ocuparnos de ella”. La diafanidad de lo expuesto es auto-replicado posteriormente por el autor mismo con semejante ilustración, creo que suficientemente convincente: “no por ser imposible de realizar exactamente la idea de tal república, resulta inútil cuanto hemos escrito, pues en definitiva hemos propuesto un modelo que ha de imitarse en lo posible”. O, usando argumentos de católico irredento: “¿Qué nación o qué individuo ha podido imitar perfectamente la vida de Cristo? ¿Diremos por ello que es inútil haber escrito los Evangelios?”. Esto es, la denuncia de la posible imputación de falacia a lo utópico por cuanto dicho constructo imaginario no debería leerse –por imposible- como programa teórico a realizar minuciosamente, sino simplemente, como esbozo de horizontes posibles, de medidas a debatir y cuestionar, como saludable incitación a la discusión y a la crítica. No de otra manera, tras los ominosos descalabros históricos que ha conllevado la voluntad rígida –de geometría, por lo demás, bastante imprecisa y obcecada- puede ser leída hoy la utopía. Ou-topos: el lugar inexistente, el espacio imposible de realizar y, sin embargo, horizonte de culminación de algunos de los deseos más perentorios de la humanidad.
.
Compréndese entonces que la dirección discursiva hacia donde apunta Müller, es la continuación –bien que desde una posición negativa- del clímax utópico: réplica de negación de la vinculación arte-utopía, por identificación de lo utópico con el desarrollo erróneo de dicha idea; por una lectura del programa utópico desde presupuestos posibilistas sin conexión alguna con un contradiscurso autogenerado que asumieran los propios “defensores históricos de la utopía”. Y por ese clímax utópico se entiende aquí la intensificación del discurso utópico en el siglo XIX y principios del XX, que pasa a adquirir unos rasgos característicos donde late la pulsión de una retórica del progreso, muy típico del discurso político. Asimismo, no hay que olvidar que, al menos desde el Romanticismo, el arte moderno incardina en sí mismo otro discurso utópico. Y es utópico, o podríamos caracterizarlo como tal, por dos razones, dos motivos fundamentales de toda utopía (tal como se constituye a partir de la obra de Thomas More): 1) en su vertiente contestataria y rebelde frente a los grandes sistemas de valores que informan la modernidad, y 2) por la postulación de un espacio otro, no existente, donde se consuma una posibilidad de realización personal y colectiva más satisfactoria, y que supere los grados negativos de la dialéctica de la modernidad. Ese espacio otro de realización se atiene más a una situación: la signada por el acontecer del hecho estético mismo. Cierto es que esto no implica la construcción de una utopía en el sentido cabal de constructo social modélico, pero sí apunta hacia una vocación de apertura de los propios horizontes de lo considerado utópico. La carga crítica del arte moderno puede leerse como un contradiscurso a la conformación alienante de las sociedades en las que dicho arte surge y, simultáneamente, la noción esperanzada de lo modélico-ideal que regula la propia materialización de la utopía como género, se halla encauzada, como dijimos anteriormente, en algo acaso más etéreo y volátil, como sería la propia experiencia estética, pero, por ello mismo, defensora de una dimensión superior de libertad y de un espacio de expresión para lo marginal y rechazable por el establisment.


jueves, 26 de noviembre de 2009

Mediocridad educativa



Bertrand Russell


Uno de los problemas más acuciantes que constriñen el espíritu democrático, yo diría que el principal, es incurrir en esa suerte de ceguera operativa que consiste en la confusión entre el derecho a la libre expresión y el posible grado de veracidad del enunciado expresado. El problema fue planteado cruda y radicalmente por Ibsen en Un enemigo del pueblo, obra tan incomprendida como denostada en ocasiones. Podríamos reseñar dos hechos sintomáticos de semejante putrefacción, dos fenómenos que coadyuvan a mantener esa falacia. El primero, el ansia de sostenimiento de una ignorancia generalizada por parte de ciertas instancias de poder, gracias al cual pueden dirigir y manipular las conciencias de los individuos. En esa batalla particular obran con especial relevancia, tanto por la eficacia de los métodos, como por los intereses asociados, los medios de des-información masiva. El segundo hecho reseñable sería la constitución, por mor de esas mismas presiones, de individuos cobijados en su manto de inquebrantable mediocridad, dóciles a las órdenes del jefe (La benévola jeta de piedra de cartón del Jefe, para valerme de una expresión de Octavio Paz) o a la inercia del rebaño (En donde se llega a dominar, allí hay masas: donde hay masas, existe una menesterosidad de esclavitud. Donde hay esclavitud, sólo son escasos los individuos, y éstos tienen en su contra al instinto de rebaño y a la conciencia moral, Nietzsche dixit; La gaya ciencia, 149). A lo anterior se refería Bertrand Russell cuando afirmaba que “hay un excesivo gusto por la uniformidad, tanto en la grey como en el burócrata”. Y precisamente de Bertrand Russell, una de las mentes más lúcidas del siglo XX, tanto por su labor de indagación filosófica, como por sus compromisos éticos, es un fragmento que quería invocar aquí. Proviene de su obra Educación y orden social, donde el polivalente filósofo inglés se adentra a esbozar algunas apreciaciones sobre la educación y sus vinculaciones políticas y sociales:

Llegamos ahora a un segundo peligro: el de un amor excesivo por la uniformidad. Éste puede existir, como he dicho anteriormente, tanto en el burócrata como en la grey. Los niños sienten una instintiva hostilidad contra cualquier cosa "rara" en los otros niños, especialmente durante la edad comprendida entre los diez y los quince años. Si las autoridades se percatan de que este convencionalismo es indeseable, pueden buscar protección contra él de diversas maneras, y, según se sugirió en uno de los primeros capítulos, pueden situar a los niños más inteligentes en escuelas distintas. La intolerancia hacia la excentricidad a la cual me estoy refiriendo, es más fuerte en los niños estúpidos, que tienden a considerar los gustos de los niños más inteligentes como un motivo justificado para la persecución. Si las autoridades también son estúpidas (lo cual puede suceder), tenderán a tomar partido por los niños estúpidos, y asentirán, al menos tácitamente, al rudo tratamiento que reciban los niños que denoten inteligencia. En ese caso, se producirá una sociedad en la cual todas las posiciones importantes serán ocupadas por aquellos cuya estupidez les permita complacer a la grey. Semejante sociedad contará con políticos corruptos, maestros de escuela ignorantes, policías incapaces de aprehender criminales y jueces que condenen a seres inocentes. Tal sociedad, aun cuando habite un país repleto de riquezas naturales, terminará por empobrecerse, a causa de su incapacidad para elegir hombres dotados para los puestos importantes. Una sociedad así, aunque charle por los codos de la Libertad y hasta erija estatuas en su honor, será una sociedad perseguidora, que castigará precisamente a los hombres cuyas ideas podrían salvarla del desastre. Todo esto brotará de una presión demasiado intensa por parte de la grey, primero en la escuela y después en el mundo entero. Allí donde existe una presión excesiva, quienes dirigen la enseñanza no se percatan, por regla general, de que se trata de un mal; en realidad, están prontos a acogerla como una fuerza favorable al buen comportamiento. Por lo tanto, es importante considerar qué circunstancias hacen caer en tal error a maestros de escuela y funcionarios de la enseñanza, y si hay algún sistema con probabilidades de impedir que incurran en dicho error.

martes, 13 de octubre de 2009

Celebra tu tiempo

Dennis conoce a un tal señor D, encantado en su vindicación extrema de Rousseau (de manera inconsciente). Las siluetas del pasado se exhiben como amplias colmenas de la dicha. Oh, Jerusalén, Jerusalén, qué ha sido de tanta bondad. Dennis me lo cuenta con un gesto sardónico. Mi amigo, me dice, habita en las praderas de un tiempo inexistente. Olfatea lo pretérito y vertebra allí la imposible vegetación de lo deseado. ¿A qué se debe ese afán anacrónico, esos dislates ingenuos, esa búsqueda infructífera del bon sauvage? Palidece su rostro al mencionar la tecnología, mezcla en idéntica jerga alígera conceptos marxistas, exaltaciones del más puro volksgeist herderiano, y unas dosis apreciables de vacuidad y demagogia. ¿Puede sobrevivir semejante organismo, Dennis?, le inquirí ya nervioso. No sólo sobrevive: la inminencia del cuarto menguante electoral hará que progrese en los dominios del poder.
.
No dejo de fantasear con un Nietzsche cuarentón. Me señala con el dedo índice en actitud amenazante por burlarme de su diatriba acerca del peor lector. Yo, prosiguió Dennis, frecuento con insana virtud la extracción selecta de fragmentos, sobre todo allí donde la carcoma se multiplica. Así, a mi anacrónico Rousseau, yo le espetaría con Herder, tan repudiado por mí, por lo demás: "El género humano dispone de dicha abundante en todas las épocas, aunque de distinto modo en cada una; en la nuestra, divagamos cuando nos ponemos a ensalzar, como Rousseau, los tiempos que ya no existen y jamás existieron. ¡Levántate y predica las virtudes de tu época!".
.
El tema de discusión, en todo caso, Dennis, sería que el discurso de los monóculos reduce la realidad a la pupila única de lo previamente ideado. Oh, Jerusalén, Jerusalén.

sábado, 3 de octubre de 2009

Analectas

De la abrasada eclíptica que ignora
intrépido corrió las líneas de oro
mozo infeliz, a quien el verde coro
vio sol, rayo tembló, difunto llora.
.Centellas, perlas no, vertió el aurora,
llamas el pez austral, bombas el toro,
etnas la nieve del Atlante moro,
la mar incendios y cenizas Flora.
.
Así me levanté, y a la presencia
llegué de un sol; así también me asombra
cayendo en noche eterna de su ausencia.
.
Así a los dos el Po Faetontes nombra,
pero muertos con esta diferencia,
que él quiso ser sol y yo la sombra.
.
Lope de Vega

martes, 11 de agosto de 2009

Diálogos con Dennis

*
Observo cómo Dennis me mira a los ojos y me dice: no te asombres, pues ya lo sabías. La pervivencia del lobo.
.
*
Te asomas al aleph una vez más, lees las cartas de Beatriz y sigues vacilando. Pero este aleph era de cables y bits, de neurotransmisores y prótesis. Pero esta Beatriz tenía un ligero semblante de pez y de agua.
.
*
Dennis, nunca dejas nada al azar. Cada palabra tuya es un gesto visible de tus designios. De un ineludible propósito que ella no abarcará, repusiste.
.
*
Dennis baraja palabras y obtiene un póquer.
.
*
Como el escorpión, desapareces en la mentira.
.
*
Dennis tomó asiento en la mesa del fondo. Su mirada parecía extraviada en una reflexión taciturna. Pasaron algunos minutos en silencio y luego reparó, sobresaltado, en mi presencia. Inopinadamente, y con voz tenue, me confesó: en realidad, no me agradan los retos difíciles. Tampoco aquellos en cuya resolución no hallo algún obstáculo. El placer de las penumbras, afirmé, con el que sueles exponerte ante Odiana, acaso no sea más que una forma de orillar el miedo. Asintió antes de volver a ocultarse tras el grave silencio de los vasos.

lunes, 10 de agosto de 2009

Diálogo con Dennis

Esperas a que Odiana lea esa escritura cifrada, esos códigos oscuros, me dijo Dennis, y sabes que ella sólo comprenderá lo diáfano. Acaso eso no sea más que un tímido subterfugio para mantener la lejanía. Quizás, le contesté, cuando ella perciba el significado de mis frases, ya habré decidido partir. ¿Qué te atrae de ella, me inquirió Dennis, la remota imposibilidad de lo posible? Y no supe qué responder.

martes, 21 de julio de 2009

Profesión de fe

No me gustan los límites y las fronteras. No comulgo con quienes sitúan cercas en torno a grupos definidos por enfrentamiento u oposición a otros grupos. Percibo la homogeneización de los individuos bajo programas y esquemas fuertemente ideologizados -y con obvios intereses en la obtención de poder vía manipulación histórica- como algo esencialmente deleznable. A menudo me inquiero cómo puede respirar alguien inmerso en una burbuja de volumen mínimo.
.
Temo que quien es incapaz de volver la mirada y ubicarse en su tiempo, termine liquidado por éste -y convertido, ipso facto, en una costra salina de anacronismo-.
.
He de confesar mi perplejidad ante quien se permite criticar, con toda razón, las ignominiosas pululaciones del horror, siempre que operen bajo determinadas ideologías, y, simultáneamente, ensalce las mismas actuaciones en otros lugares solamente porque el criminal asevere pertenecer al espectro contrario de las opciones ideológicas.
.
Los hombres no pertenecen a ninguna tierra ni a ninguna institución: no somos objetos de compra-venta. De modo similar, la tierra no pertenece a los hombres, salvo aquel segmento que, en virtud de las leyes, quede registrado como nuestra propiedad. Y esto sólo por mor de la vigencia legislativa.
.
No considero extranjero a ningún ser humano. No me siento más identificado con aquellos que comparten conmigo el hábitat que con aquellos que, lejanos en el espacio -o en el tiempo-, expresan visiones del mundo que pueda compartir o que sean susceptibles de ser consideradas como válidas o ciertas.
.
No creo en los ídolos ni me atrae sacralización ni revelación mistérica alguna.
.
Creo en la utopía como proceso -ético y político- interminable de realización encauzado mediante un anhelo de perfeccionamiento, nunca alcanzable en su completud, pero no por ello desdeñable.
.
Descreo del periodismo.
.
Sé que mi único enemigo soy yo mismo, y que, parafraseando un verso de Luis Feria en Fábulas de octubre, mi patria es el tiempo.
.
No me ruboriza admitir que amo la inteligencia.

sábado, 18 de julio de 2009

Mi toko no ma

Me duermo, en el tokonoma
evaporo el otro que sigue caminando.

José Lezama Lima
.
*
.
Deseo ordeñar mi toko no ma. Abriré el espacio de la penumbra en torno a la oquedad; allí observaré el desfile de las sombras. Detrás de lo invisible veré: aparición de lo Visible.
.
¿Qué objeto, extraído de lo Circunvalante, situaré en la pared como centro extático de la contemplación?
.
En mi toko no ma residirá el Trilobite

miércoles, 15 de julio de 2009

Analectas

6.53 El verdadero método de la filosofía sería propiamente éste: no decir nada, sino aquello que se puede decir; es decir, las proposiciones de la ciencia natural –algo, pues, que no tiene nada que ver con la filosofía-; y siempre que alguien quisiera decir algo de carácter metafísico, demostrarle que no ha dado significado a ciertos signos en sus proposiciones. Este método dejaría descontentos a los demás –pues no tendrían el sentimiento de que estábamos enseñándoles filosofía-, pero sería el único estrictamente correcto.
.
Wittgenstein
Tractatus Logico-Philosophicus

jueves, 2 de julio de 2009

Canto, cuerpo, metáfora


José Ángel Valente

El último poema que el vate gallego José Ángel Valente incluyó en el volumen póstumo Fragmentos de un libro futuro recoge, bajo la instantánea de un haikú, la esencia del ser del poeta, su misión y su destino de cabal encarnación mediante la palabra, llegando a constituir el cuerpo del canto. El poema como reducto de consumación en el que el objeto y el sujeto se reconocen mutuamente. La consciencia del poeta se licúa en un conjunto de palabras que expresan una posibilidad azarosa sólo justificable por la propia manifestación del canto. Porque todo verdadero poeta debe ser él mismo canto, palabra. Como ha escrito Jorge Rodríguez Padrón a propósito de Eugenio Padorno: "para el poeta, la experiencia es una: la revelación. O debe serlo. Y sólo la alcanzará de forma plena, si su escribir y su existir se entrañan en uno, indisolublemente. En poesía, de nada vale escribir de la existencia; es imprescindible existir en el lenguaje, y en la textura que lo realiza". Pero dejemos que hable la voz de Valente:

Cima del canto.
El ruiseñor y tú
ya sois lo mismo.

José Manuel Caballero Bonald.También quería traer a colación un poema en prosa del refinado, barroco y exquisito poeta José Manuel Caballero Bonald, cuya materialización supone la aceptación de que, para comprender la realidad, ésta debe ser transformada mediante el lenguaje. No valen aquí conseciones: la operación metafórica es consustancial a cualquier sistema lingüístico: desde las ciencias naturales a los mitos, pasando por la formalización de la lógica y las matemáticas. Y, evidentemente, es el tejido, la urdimbre básica que sustenta toda acción, todo gesto poético: la visión analógica del mundo. Pero Bonald refiere algo más: no exclusivamente la mutación, la simbolización, sino el método en que estos aspectos suceden: la deformación de la realidad. Es una idea que se filtra a esa inmensa escuela de vanguardia que fue el surrealismo, pero que ya latía en los expresionistas. La realidad, para ser comprendida, debe ser transformada. Oigamos al poeta:

"La transgresión de la lógica conduce al predominio de la maravilla. Nada es ya subalterno: todo regresa a su veracidad más ilusoria. Es como si cada signo extraviado en el silencio reencontrara de pronto la palabra que significa todas las palabras. Vociferan las líneas, gesticulan las formas. Tan imposible como la verdad, esa mujer desnuda pertenece al terror, mitifica una historia que se engendra a sí misma. La mutación del cuerpo fluctuando en lo absorto, la carne que vulnera su norma de hermosura hasta el gustoso límite del vértigo, ¿no perpetúan la cartesiana proporción de la anarquía, esa otra estirpe sexual de la cultura cuya razón de ser consiste en su vivificante sinrazón? Nada es ya subalterno: todo retorna una vez más a su matriz. No sin ser deformada puede la realidad exhibir sus enigmas".

Es revelador que este poema de Bonald esté dedicado a Picasso.

Tres pérdidas

En lo que va de año se nos han marchado varios poetas hispánicos. Quería acordarme en estas líneas especialmente de Idea Vilariño, Blanca Varela y José Miguel Ullán. Con sus respectivas muertes sus obras adquieren un aura, una marca que las circunscribe con un signo de cierre fatal, de frontera. Pero, como advierte Varela en su poema Palabras para un canto: "No hablemos de dolor entre ruinas"; esto es, recordemos sus poemas por encima de cualesquiera otras consideraciones de índole biográfica (a las que tan adeptos son nuestros periodistas culturales, que apenas reparan en la escritura de los autores a los que se dedican obituarios, en detrimento de la comunicación de cuanta anécdota trivial pudiera engrosar la morbosidad de esta sociedad del espectáculo).

Vilariño pertenece a la estirpe de poetas que profundizan más que se propagan o diseminan. Cierto es que en sus diferentes opúsculos nos ha dejado variaciones tanto formales como temáticas, pero hay una solución de continuidad en su discurso. Un discurso poético cargado de una hondura existencial que conturba. La mayor parte de su obra responde a la inquisición sobre el existir del hombre, su soledad, la bifurcación de su conciencia y, sobre todo, la experiencia amorosa vista desde todos los ángulos en que la pasión se desarrolla. Testigo de la profunda soledad del hombre tanto en su vertiente social –soledad del hombre entre los hombres- como en su vertiente cósmica –soledad del hombre en el universo-, Vilariño es portadora de una cosmovisión sombría del existir. Su lenguaje se caracteriza por una diafanidad extrema cuyas torsiones más conspicuas se fundamentan en sistemas repetitivos, énfasis de la claridad y aun de la simpleza. Recordemos un breve poema suyo, La metamorfosis:
tres pérdidas
Entonces soy los pinos
soy la arena caliente
soy una brisa suave
un pájaro liviano delirando en el aire
o soy la mar golpeando de noche
soy la noche.
Entonces no soy nadie.


La poesía de Varela está hecha de una oscura materia capaz de transmutar todo en canto; sus poemas semejan constelaciones asimétricas que reflejan al ser en la palabra (y no sólo mediante ella). Lenguaje de sombras y chispas, carnal: las palabras parecen copular en el oasis de la página. Parafraseando unos versos de Rilke, podríamos afirmar que esta poesía ahonda los sentidos a través de la opacidad de un lenguaje –que no de las horas rilkeanas- que se dice y se desdice, abriendo paso a la otredad que reclamara Paz, o añadiendo realidad a la realidad, según la conocida expresión de Juarroz. Porque –Varela dixit- "se necesita el don / para entrar en la charca". O como escribiera José Miguel Oviedo a propósito del espacio común habitable de la lucidez y lo onírico en su poesía: "La inmersión en lo más profundo genera la chispa de una revelación inquietante sobre la realidad de la existencia, sobre su horror y su belleza. El contorno objetivo y la dimensión subjetiva se funden sutilmente (…) gracias a un continuo trasiego entre los datos de la vigilia y los del sueño".


tres pérdidas

Por su parte, la poesía de José Miguel Ullán se constituye como una indeclinable y permanente indagación en el lenguaje; poesía de exploración en los límites del signo, habitante en la fractura abierta entre lo decible y lo indecible. Poeta de la multiplicidad, en una entrevista aparecida en Poesía digital, y ante el cuestionamiento de si se había sentido más cómodo en alguno de los diversos registros cultivados, Ullán respondía: "Cuando me he sentido demasiado cómodo, he cambiado enseguida de registro. No con la voluntad de fabricar un muestrario, sino con el propósito de asumir la complejidad desde las más variadas perspectivas. De hecho, el registro no es lo predeterminado, sino la consecuencia de un nuevo enfoque".
tres pérdidas
La poesía completa de Idea Vilariño ha sido publicada por la editorial Lumen, en tanto que en Galaxia Gutenberg/Círculo de Lectores han visto la luz las compilaciones respectivas de Blanca Varela y de Ullán.

lunes, 15 de junio de 2009

Analectas


«La diferencia entre el hombre que emplea el lenguaje científicamente y el hombre que lo emplea emotivamente no consiste en que uno produzca expresiones que son incapaces de despertar emoción, y el otro expresiones que no tienen sentido, sino que uno está fundamentalmente interesado en la expresión de proposiciones verdaderas, y el otro en la creación de una obra de arte. Así, cuando una obra científica contiene proposiciones verdaderas e importantes, su valor como obra científica apenas se verá disminuido por el hecho de que estén inelegantemente expresadas. Y, de un modo análogo, una obra de arte no es necesariamente peor por el hecho de que todas las proposiciones que comprende sean literalmente falsas. Pero decir que muchas obras literarias están, en buena medida, compuestas de falsedades, no es decir que están compuestas de pseudo-proposiciones. En realidad, es muy extraño que un artista literario produzca expresiones que no tengan significación literal alguna. Y, cuando esto ocurre, las expresiones son cuidadosamente elegidas por su ritmo y su equilibrio. Si el autor escribe cosas absurdas es porque lo considera muy conveniente para lograr los efectos que persigue con su obra».
daniel bernal suárez
Alfred Julius Ayer
Lenguaje, verdad y lógica.

lunes, 20 de abril de 2009

Coincidencias

Me dirigía a realizar mi acostumbrado aprovisionamiento mensual de libros. Próximo a marcharme tras haber inspeccionado a fondo la librería, portaba ya en mis manos dos volúmenes con las Rimas de Bartolomé Juan Leonardo de Argensola, la obra completa de Augusto Ferrán -amigo de Bécquer- y una compilación de seis poemarios de Celso Emilo Ferreiro. Aproveché que el librero estaba ocupado mientras cobraba a otro cliente, y una mirada furtiva me reveló la ubicación de El Zohar, del cual tenía noticias a través de la lectura de los ensayos de José Ángel Valente, así como de la obra de Edmond Jabès. Ya era mi turno. Mientras realizaba los cálculos, el librero exclamó: ¡Anda, El Zohar! A lo mejor te interesa también el Diccionario de símbolos de Cirlot. Y pasó a mostrármelo. ¿Cómo iba yo a no percibir la irradicación de esa obra habida cuenta de mi admiración por el poeta que la había escrito? Asentí. Ya en mi casa, en tanto hojeaba el Diccionario de símbolos, di casualmente con la entrada correspondiente a uno de los signos del zodiaco, el mío, que no es otro que sagitario:
.
"Según Subba Rao, se trata de un símbolo cósmico que expresa al hombre completo: animal, espiritual y digno de lo divino. El hombre constituye así un nexo entre el cielo y la tierra, una tensión simbolizada por el arco. Sagitario, Centauro o el Arquero significa la triple naturaleza; el caballo simboliza la estructura instintiva; la parte humana, los tres principios superiores que envuelven la mónada expresada por la flecha. En el poema babilónico Gilgamés, Sagitario es sustituido por los "hombres escorpión", de los cuales "sólo dos tercios son divinos".
.
Inmediatamente pasé las páginas hacia la entrada Zodíaco, con el fin de aclarar la frase "símbolo cósmico que expresa al hombre completo". Allí Cirlot indica los significados que Senard atribuye a cada signo. El de sagitario sería coordinación y síntesis. ¿Cómo no ver en ello una coincidencia azarosa con mi inquietud por la formación integral, por la completud del pensamiento? Cierto: otra casualidad que puebla de sentido el ciego azar de mi existencia. En rigor, se trata de un fenómeno tremendamente baladí. Sin embargo, me hace plantear una cuestión: ¿qué grado de incidencia tiene el azar en la constitución de nuestras vidas? ¿Cuántas acciones, gestos, pensamientos, palabras, etc., aun perteneciendo a la esfera de lo aleatorio, forjan nuestra existencia y la pueblan -determinan- día a día?

miércoles, 18 de marzo de 2009

Saetas de Alfred Julius Ayer

Aquí puede leerse una entrevista que se le realizó el año de su muerte a A. J. Ayer. Rescato algunos testimonios que pueden producir isquemia cerebral dependiendo de la sensibilidad:
.
- Sin ir muy lejos, la mecánica cuántica está llena de dificultades filosóficas, como ocurre en general con toda la física de las partículas elementales. Pero también es evidente que hay muy pocos filósofos capacitados para lidiar con los temas de la física. Los filósofos de mi generación venían casi todos del campo de las humanidades. Hoy en día para hacer filosofía se necesita una sólida base científica. Tanto Russell como Whitehead, Wittgenstein, Quine y Putnam, por mencionar algunos de los filósofos que más respeto, tenían un sólido conocimiento de las matemáticas. Quien se disponga a trabajar seriamente en la filosofía debe prepararse en matemáticas y en física más que en los clásicos o en la historia de la filosofía. Ahí tiene usted a Schlick o a Carnap, figuras representativas del Círculo de Viena, que comenzaron siendo físicos.
.
- (...) la metafísica, cualquiera sea, es una tontería. Heidegger o Derrida son unos vulgares charlatanes.

domingo, 15 de marzo de 2009

Enjoy the silence

Con tanto ruido alrededor es imposible no sentirse tentado por la imposición del silencio.

Paul Klee


Ella ruge, nosotros jugamos. Paul Klee.

domingo, 8 de marzo de 2009

La golonrisa de Huidobro

Altazor - Vicente Huidobro
¿Quién recogerá las manzanas
donde aún puede vivir un sol de otra época?

Jorge Teillier

.

.Una de las críticas mayores que se efectuaron a la estética creacionista fue el hecho de que, en puridad, nunca algún poema haya podido establecerse en un orbe enteramente independiente. Paradójicamente, muchos pseudocríticos y pseudopoetas de última hora esgrimen, como argumento contra todo tipo de poesía no normalizada, y en la que atisben ciertas derivaciones vanguardistas, críticas o indagatorias, la cantinela de que se aleja de lo humano y dicha poesía se erige en bramidos sin sentido (como si una compleja ecuación, pongamos por caso, no fuese un producto y una creación enteramente humana). ¿No decíamos, pues, que ninguna poesía puede dejar de decir, de expresar? Y esto por una sencilla razón: el lenguaje es siempre significativo. Incluso la crítica del significado lleva implícita en sí la enunciación de otro significado, que no es más que otro de los sentidos de lo decible (una analogía con la paradoja del escepticismo pirrónico que, al negar la toma de partido, implica ya una postura frente al conocimiento; o como dijera en un poema Ángel Crespo: «la misma palabra No lleva implícito en su corazón elástico y redondo un insidioso Sí»). Por otra parte, habría que recordar que el lenguaje ordinario tiene una semántica gobernada por el mero consenso; es decir, que las relaciones entre los objetos y las palabras son artificiales, determinadas por nosotros. El significado es una arbitrariedad derivada. ¿Cómo se va a alejar de lo humano cualquier matriz simbólica, cualquier lenguaje, si uno de los atributos del hombre es, precisamente, ser un animal simbólico, creador de lenguajes? ¿Qué estatuto puede adquirir un poema si sólo se limita a ser la explícita enunciación de perogrulladas y simplezas, si no consiente la incertidumbre o la extrañeza?

.Aunque escritas y pronunciadas con una vehemencia inusitada y casi infantil, podríamos suscribir las célebres palabras que Huidobro profirió en su conferencia en el Ateneo de Madrid en 1921: «Yo tengo derecho a querer ver una flor que anda o un rebaño de ovejas atravesando el arco iris, y el que quiera negarme este derecho o limitar el campo de mis visiones debe ser considerado un simple inepto». ¿Bajo qué ordenanzas inexplicables puede limitarse el campo de acción expresiva de la poesía?
.
En Manifiesto de manifiestos, por su parte, Huidobro, creo que con razón, se quejaba de la preponderancia que los surrealistas concedían al automatismo psíquico. ¿Cómo iban a separar la razón de cualesquiera otras acciones del intelecto? ¿Cómo podían asegurar que sus producciones eran eminentemente objetos lingüístico-simbólicos del subconciente? La voluntad de escribir, el hecho de sentarse frente a la temida hoja en blanco, presupone ya la intervención de la volición y la consciencia. En contra de las tesis surrealistas, Huidobro hacía intervenir en la creación poética el concepto de superconsciencia: confluencia de todos los estratos psíquicos del poeta. Sin duda una de las críticas que podría hacérsele al poeta chileno es que considerase como única vía posible de la poesía toda manifestación alejada de lo cotidiano [1]. Comprendemos, no obstante, que su pensamiento operaba bajo el cauce del radicalismo vanguardista. Aunque puede matizarse algo: provenga de donde provenga el material, el estrato o la imagen que sustenta el verso –así se trate de alusiones cotidianas- la esencia de lo poético radica en la distorsión de la mirada: lo ya visto o formulado previamente ha de poder verse, mediante el poema, como si lo contempláramos por primera vez:

.«Un poema sólo es tal cuando existe en él lo inhabitual. Desde el momento en que un poema se convierte en algo habitual, no emociona, no maravilla, no inquieta más, y deja, por lo tanto, de ser un poema, pues inquietar, maravillar, emocionar nuestras raíces es lo propio de la poesía». [2]

.También podríamos recordar aquí unos memorables versos de Alejandro Krawietz a propósito del establecimiento de una mirada otra, capaz de envolver al sujeto en la virginidad de lo observado: «Una mirada limpia de cualquier mirada. Nada más ofrece este lugar. // Miro // Lo que veo ha sido mirado por primera vez». Cierto: el poema de Krawietz habla más bien de la prístina limpidez que brinda el lugar, pero es pertinente en tanto referencia una capacidad de fulgir en la palabra esa suerte de luz acuosa, densa.
.
La crítica, con carácter unánime, ha solido encarnar en Altazor la contribución central de Huidobro a la poesía vanguardista. A pesar de ello, cierta incomprensión ha rodeado la difusión y el entendimiento de ese complejo poema. Uno de los aspectos más palpables ha sido su falta de unidad, se ha reiterado como fórmula del hastío. Creo que esa crítica obedece a una preconcepción tradicional del poema y de la obra literaria en general, definidos como entidades cerradas (acaso como atávica reminiscencia de la idea de Francis Hutcheson según la cual la belleza se percibe cuando un objeto presenta una adecuada mezcla de uniformidad y variedad o, más precisamente, la cualidad de mostrar la uniformidad entre la variedad). Altazor, evidentemente, es un inmenso poema que propone y postula la multiplicidad, lo heteróclito. La explicación meramente biográfica que atiende a su construcción a lo largo de períodos de efervescencia seguidos por alejamientos, contribuyendo así a su carácter de creación intermitente, no aclara nada la situación. Pretende explicar el poema por reducción a su forma de composición. ¿Y cómo se interpretaría, por otra parte, la voluntad de Huidobro de que el poema permaneciese de esa manera? Como expresa certeramente René Costa, «El texto es más bien una obra en progresión discontinua, repentinamente conclusa, congelada como "obra abierta" en el momento de ser entregada a la prensa». Altazor es una vasta empresa verbal de asimilación y expresión de los distintos modos que habían engendrado los sucesivos movimientos de vanguardia, pues, a pesar de que el poeta chileno manifestara públicamente cierto encono hacia el futurismo, y un distanciamiento premeditado del dadaísmo y del surrealismo, lo cierto es que a través de los siete cantos de Altazor puede verificarse y registrarse la introducción de prácticas provenientes de esos ismos.
.
Otro aspecto preocupante de la crítica que ha rodeado al poema y a la figura del poeta ha sido generada, pienso, por un repudio personal, probablemente suscitado por la polémica personalidad de Huidobro. No exento de ingenuidad, el aparato teórico huidobriano adolece de una mistificación de la imagen y la misión del poeta. Había dicho que dicha crítica resulta alarmante pues incurre en reducciones biográficas y diatribas pretéritas sobre la gloria literaria que no podemos admitir, salvo porque deseemos eludir un juicio literario a favor de exégesis ideológicas apriorísticas. Bien es cierto que, como escribiera el también poeta Enrique Lihn , «el poema no sufriría una lesión orgánica si se le suprimiera parte de sus miembros», especialmente cuando Huidobro se regodea en la dilatada y morosa repetición con mínimas variaciones del sintagma "molino de viento" (y señalo solamente el que creo es el momento más fatigoso de toda la composición). No obstante, a pesar de los altibajos ineludibles de Altazor, el poema persiste como campo inexplorado en su amplitud de ideas (por más que abogara por el desapego de los objetos fenoménicos dados en una percepción primaria, sus versos reflexionan y divagan sobre las posibilidades del mismo lenguaje así como sobre infinidad de temas; véase, por ejemplo, el segundo canto, dedicado a la mujer), concitador de tonos variados donde el sujeto enunciativo se deshace y rehace en múltiples instantes. Subyace a los siete cantos un ansia de aprehensión total tanto del mundo como de las posibilidades expresivas. Podría verse en el viaje en paracaídas de Altazor un trasunto de la conciencia humana: antipoeta y mago, su desangramiento consiste en padecer la angustia del vocablo: atisbar el abismo insondable que se abre entre la palabra y el objeto.
.
.
Notas:
.[1] Habría que apostillar que Huidobro se oponía al carácter meramente representacional, al hecho de que la poesía no fuese más que una sierva referencial de los objetos externos, no a lo cotidiano en sí, siempre y cuando hallase el fermento de lo creado. En efecto, en su Manifiesto de manifiestos encontramos estas palabras: «Es evidente que nada de aquello a que estamos acostumbrados nos emociona. Un poema debe ser algo inhabitual, pero hecho a base de cosas que manejamos constantemente, de cosas que están cerca de nuestro pecho, pues si el poema inhabitual también se halla construido a base de elementos inhabituales, nos asombrará más que emocionarnos». De todas maneras, esta limitación me parece innecesaria.
[2] El propio Huidobro en el citado Manifiesto de manifiestos.

viernes, 6 de marzo de 2009

Analectas

Recupero un fragmento de un ensayo fundamental debido al poeta Francisco León en el que se realiza una interesante crítica sobre los modos perversos que cierta tendencia, de cuyo nombre no quiero acordarme, ha propugnado durante las dos últimas décadas en la poesía española (y que, en rigor, no ha hecho sino reproducir esquemas reduccionistas con antecedentes en cierta poesía del período franquista), y su apuesta por una reorientación crítica.
.
«La llamada nueva poesía española y sus estrategias operativas, oponiéndose a los hitos fundamentales de la modernidad de raíz romántica, simbolista y vanguardista, al mismo tiempo que parecía evolucionar en sus estrategias, disolvía en el seno de su propia estructura aquello que propugnaba, o creía preconizar, es decir, la admisión de todo pensamiento utópico superior y, por tanto, de toda genealogía moral y trascendental del arte verbal. Por consiguiente, y urdido con difusas y agarrotadas ideas neomarxistas, bajo el bondadoso lema de una poesía comprensible por todos y escrita en el lenguaje corriente de la gente, se operaba una vieja estrategia de abaratamiento de la así llamada información estética. Se trataba de un resultado previsible y ya conocido desde la imposición en España de las poéticas "realistas" frente a las "irrealistas", para usar la afamada y grotesca terminología antinómica de José María Castellet. Este intento de repragmatización del lenguaje poético, más destinado presumiblemente a ganar una fácil y masiva recepción lírica, que un cambio de dirección en la organización de la conciencia social de España, dio como resultado la vulgarización de los supuestamente novedosos contenidos crítico-realistas de la recién inventada poesía española –si bien logrando, como se sabe, de paso, la execración de las poéticas de acento meditativo, trascendente o metafísico-. Lo hemos dicho de otro modo en diversas ocasiones: el camino verdaderamente axial, la estirpe de raíz moderna abierta por la poesía prebélica en España pasó a ser, a partir de los años cuarenta, pura marginalidad en unos casos, excentricismo elitista en otros, confusionismo para algunos o, en el mejor de los casos, maestros que habían perdido toda vigencia histórica, para usar unas conocidas palabras. (…) La tan famosa vuelta a la realidad rehumanizada –por cierto, pocos conceptos como el orteguiano "arte deshumanizado" (tan mal comprendido y descontextualizado entre nosotros), han hecho más daño en nuestra historiografía-, planteada una y otra vez desde los años cincuenta hasta acá, no sólo desvía la atención del lector de aquello que parece la verdadera naturaleza del fenómeno poético, sino que perpetúa el viejo tópico que nos ha hecho creer que los lenguajes experimentales heredados de la vanguardia, es decir, los lenguajes de operación epistemológica y, por tanto, los lenguajes que nos conducirían a una modernidad ampliadora y desprejuiciada, carecen, en nuestra tradición, de importancia real. Se llegó a pensar que todo lo que surgiera de esa tradición central, puesta en duda una y otra vez, suponía una reorientación inhumana, y aun escapista, por causa, fijémonos bien, nada más y nada menos que por sus contenidos altamente filosóficos, culturales o espirituales. En fin, una reorientación que se alejaba de la gente de la calle, de sus necesidades inmediatas o de sus desdichas diarias.
.
La
vuelta a la realidad propuesta por la poesía posmoderna española se convirtió rápidamente en una fuga imparable hacia los aspectos más superficiales y anodinos de la realidad, lo cual, en sí mismo, no hubiera representado mayor problema si a esa fuga ideológica no se hubiera sumado la exención de las responsabilidades sobre los aspectos materiales del lenguaje poético adquiridas por el poeta moderno desde las reflexiones de Poe, Mallarmé, de Baudelaire, Maiakovski o Valéry, por citar ejemplos dispares».
.
Francisco León, Reorientación de la poesía. En Piedra y cielo. Revista de Poesía, Arte y Pensamiento, nº 3, pgs 13-14.

martes, 3 de marzo de 2009

¿¿Qué??

No voy a hablar de ello hoy. No lo haré, repito. Me contuve cuando leí aquel texto de Chantal Maillard sobre pensamiento y poesía que apareció en Babelia. Tuve que realizar un enorme esfuerzo. Me contuve, asimismo, hará dos días, al leer la reseña (démosle un sustantivo aleatorio) sobre Carne de píxel en Poesía digital. Pero hoy ya me han hundido. Yo no quería jugar a ese juego, que no, les dije. Pero no hay manera. Sokal, Sokal. ¿Me atreveré a escribir su nombre, Irigaray, o también allí hallaré ecuaciones sexuadas?

viernes, 20 de febrero de 2009

Usureros usados. Opulentos avaros

De lo sórdido queda en el círculo oscuro
solamente un color y un signo fríos.
.
José Ángel Valente (Siete representaciones)

*

Escena I: Grandes entidades financieras quiebran (con imágenes muy dramáticas de administradores y contables tirando con fuerza de sus cabellos).
Escena II: Escándalos de corrupción (en la proyección de las imágenes no debe discernirse con claridad lo privado de lo público: unos animales con asombro creciente han de advertir que los rostros de los cerdos y los humanos se asemejan cada vez más como en el último párrafo de Animal Farm).
Escena III: Una hoja de papel con alarmantes datos económicos.
Escena IV: un mimo desde una casa presidencial se queja de la usura.
Escena V: una mujer parte un trozo de carne de otro ser humano y se lo brinda a un niño (todo debe contemplarse de una manera muy patética, con un lenguaje visual demorado).
Escena VI: Zoom- entonces comprendemos que la escena anterior corresponde a un anuncio publicitario-. Un joven simpático nos conmina, con tono jocoso, a unirnos al Banco X, donde le aseguramos que no tendrá que probar carne humana.
.
*

La usura. Las palabras de ciertos gobernantes sobre la usura. La usura de los bancos, dicen. Pienso en Pound («And as to why they go wrong, / thinking of rightness»). Me detengo un instante a contemplar una página con algunos signos -desbordante usura de la tinta sobre la hoja, economía verbal- y apenas susurro, tiene usted razón, maestro.

*

Un hombre
de tal

avaricia que
si

le dieran
un

universo él
pediría

hoyos
negros.

.....................................................A. R. Ammons

miércoles, 18 de febrero de 2009

Analectas

Las cosas enteras

En un campo
soy la ausencia
de campo.
Siempre
sucede así.
Dondequiera que esté
soy aquello que falta.

Si camino
parto del aire
mas siempre
vuelve el aire
a llenar los espacios
donde mi cuerpo estuvo.

Todos tenemos razones
para movernos: yo me muevo
por mantener
enteras a las cosas.

...................................................Mark Strand

martes, 17 de febrero de 2009

De las posibilidades del lenguaje

Y el avión trae un lenguaje diferente
para la boca de los cielos de siempre.
Vicente Huidobro (Altazor, Canto III)


Leyendo Recapitulaciones, el conjunto de reflexiones en las que el poeta mexicano Octavio Paz meditaba sobre el hecho poético, me topé con una sentencia que me deslumbró o mejor sería decir que me alumbró, me desveló un sendero ubérrimo, preñado de posibilidades en lo poético. No quiero con ello admitir que entreví algo novedoso u original, sino que la lectura de ese fragmento obró en mí lo que he dado en llamar «la apertura del sentido» o de los sentidos, siempre y cuando se comprenda que dicha ruptura de los moldes de la concepción de lo poético apunta tanto hacia el sentido como significado o como dirección, y al sentido como capacidad de asimilación o de percepción sensorial. Dice Paz:

«La poesía y la matemática son los dos polos extremos del lenguaje. Más allá de ellos no hay nada –el territorio indecible; entre ellos, el territorio inmenso, pero finito, de la conversación».


En efecto: las matemáticas y la poesía signan dos modos diversos del lenguaje humano. Delimitan, en su radical extremidad, dos modos divergentes tanto en sus propósitos como en sus medios, de decir. Circunscriben el campo de amplitud, describiendo imaginariamente una curva entorno a lo expresable. Hans Magnus Enzensberger, en el libro Los elixires de la ciencia, hacía confluir a la ciencia, la poesía y la filosofía en la matriz germinal del mito. Consanguinidad de la palabra: ecuaciones, silogismos, metáforas: construcciones verbales. Sin embargo, los distintos lenguajes generados por los hombres han pervivido no de manera esencial, pura, sino contaminándose en una inalterable sucesión de coitos. ¿No son, tanto la filosofía como las distintas disciplinas científicas verdaderos bosques de metáforas? ¿No ha acarreado toda reformulación de lo poético una íntima religación con los sustratos epistemológicos dados por válidos en un momento dado?

«Detrás de todo gran sistema filosófico hay una imagen poética generadora», dejó escrito José Ángel Valente en su ensayo Poesía, filosofía, memoria, recogido en La experiencia abisal. El mismo Valente que, años atrás, escribiera en verso y utilizando la máscara de Maquiavelo (en el poema titulado Maquiavelo en San Casciano y perteneciente al libro La memoria y los signos):

Se apaciguan las horas, el afán o la pena.
Habito con pasión el pensamiento

Habitar con pasión el pensamiento. Ciertos cenáculos en nuestra geografía poética reciente acuden a maridar poesía y filosofía –donde filosofía parecería ser exclusivamente un eufemismo de metafísica-. Inhabitable reducción del pensar a lo filosófico y de éste a lo metafísico, algunos reniegan de la capacidad de pasión poética que llevan implícitas las imágenes poéticas generadoras –utilicemos la expresión citada de Valente- de la ciencia.

Interrogado sobre los motivos que le movían a acudir a clases de química en la Royal Institution, Coleridge respondió que se tomaba tal molestia para enriquecer sus provisiones de metáforas. Novalis, otro gran poeta romántico instruido en diversas ramas del saber de su época, vertió en sus fulgurantes –y contradictorios- aforismos meditaciones análogas:

«Hay que crear en sí mismo el entusiasmo mediante una reflexión ininterrumpida y libre. Si no se tiene tiempo para realizar una visión de conjunto, para meditar libremente, para dejar correr los pensamientos y considerarlos según los diferentes estados de ánimo, se adormece hasta la fantasía más fecunda y cesa toda actividad interior. No hay nada más útil para los poetas que una rápida consideración de los muchos objetos del mundo y de sus propiedades, así como de algunas ciencias».

Un apresurado recorrido por la historia de las sociedades humanas nos muestra la incidencia que todo desarrollo epistemológico ha obrado en las artes, especialmente la poesía, de su tiempo. Los poetas no han sido insensibles a las radiaciones de fondo dimanadas –y aprovechadas- como cosmovisiones. No obstante, la dispersión y el alto grado de especialización adquirido por cada una de las ciencias han marcado un hiato deletéreo entre los intelectuales según sea su campo de dedicación.

En esta primera década del siglo XXI hemos asistido a una vertiginosa modificación -aceleración gnoseológica- promovida gracias a las innovaciones tecnológicas, especialmente las vinculadas con las redes de información.

¿Cómo elaborarán – ya lo hacen- los nuevos lenguajes los poetas jóvenes, nacidos en un clima que tiende a difuminar las fronteras entre los distintos lenguajes?

Realizar el poema como ecuación de campo. Abierto a la infinitud de los nombres, la poesía subsistirá como formulaciones de códigos que operarán no sólo con el lenguaje ordinario, sino con toda matriz simbólica. La dirección del vector no es nueva; en virtud de las conformaciones posibles que adquieran los conocimientos, la forma determinará los sentidos de ese vector. El vector del poema indemne: poema residual: ecuación habitable –códigos binarios- por la pasión estética reformulada y reinventada.

lunes, 16 de febrero de 2009

Las islas en-red-dadas de Daniel Bellón


Islas en la red - Daniel Bellón

«Invisible como un isótopo que sirve para el diagnóstico y medición de tiempos, imperceptible pero apenas renunciable como un oligoelemento, la poesía está actuante allí donde nadie la supone».
Hans Magnus Enzensberger

.




...Escuché a Daniel Bellón referir su particular visión de las conexiones entre poesía e internet en la ponencia que leyó en el Tercer Congreso de Poesía Canaria (evento del que hemos tratado aquí con anterioridad), a finales del año 2006. El año pasado publicó un volumen, Islas en la red (editado por Ediciones Idea), en el que recoge algunos de los post aparecidos en su blog y que enlazan con las preocupaciones enunciadas anteriormente y desarrolladas en el Congreso de Poesía Canaria. Inquieto, abierto a los aspectos más diversos del universo Red, Bellón apunta algunas características que permiten que Internet sea movilizado y utilizado no sólo como espacio de difusión de la poesía, sino también como instrumento o herramienta de creación. En efecto, el nuevo medio, con su especial configuración, posibilita la expansión y la apertura creativas, generando textos poéticos que experimentan con posibilidades expresivas hondamente sugestivas. La poesía del nuevo siglo se presenta, así, como la apertura del campo de posibilidades para expresar mediante un lenguaje fragmentado que rehuye la cosificación de los lenguajes falsificadores detentados por el poder. Bellón llega a afirmar que «todo poema es, o debe ser, de algún modo, un hipertexto que nos remite a lecturas y presencias más allá de las palabras y los espacios en blanco –tan determinantes- del poema». ¿Cómo no ver en esta metáfora tecnológica -el poema como hipertexto inagotable- una reminiscencia de las interpretaciones ternarias y cuaternarias -distintos niveles- de los sentidos de la escritura herederos de la tradición exegética de carácter alegórico que, partiendo de las lecturas de Homero y Hesíodo por una parte, y de la tradición rabínica por otra, confluyeron en Filón de Alejandría, y que luego, retomado el método por Orígenes, serían trasladadas a Occidente hasta arribar a Dante? Palabra que está más allá de la palabra, que invoca o convoca un horizonte fluctuante, soterrado bajo la superficie misma del vocablo. Toda palabra esconde otra palabra, y acaso la tensión poética dimane de ese remanente no enteramente asimilable: volátil asombro del verbo. Poema: hipertexto que conduce a una infinidad de textos, delineando un universo de palabras cuya forma geométrica nos sea acaso inconcebible. [1]

. La estructura de Internet puede promover el surgimiento de nuevas formas, géneros auspiciados por el medio virtual, como habíamos dicho, pero también puede vehicular un conjunto de opciones de suma relevancia: la recuperación del lector como ente participativo [2]; la liquidez del concepto de identidad poética y la alteración de las relaciones culturales centro-periferia, que son sustituidas por relaciones de tipo punto-punto, gracias a la configuración de red distribuida; la posibilidad de recuperar el carácter oral de la poesía (vinculación de lo nuevo y lo antiguo); y las transformaciones operadas en la noción de autoría, al consentir que los textos sean incesantemente modificados, bien por el propio autor a instancias de sus lectores, bien por la creación de textos colectivos o por la generación continua de textos derivados de uno primigenio, pero con el que no guardan relaciones como signos subalternos. Precisamente estos aspectos son los que neutralizan ciertas concepciones tipificadas del ser de la poesía insular. En este sentido, Daniel Bellón escribe: «El aislamiento, como elemento característico de la poesía insular, visto desde la Red, deja de tener sentido. Salvo que deseemos mantener el aislamiento por algún motivo difícil de explicar».

.Otros temas que aborda en Islas en la red, son las relaciones entre poesía y violencia política, los poemas generados por programas informáticos, la tecnofobia que ha arrastrado un sector importante de los poetas en nuestro país en las últimas décadas, distintos tipos de poesía experimental (e-poesía, polipoesía, etnopoesía, etc.), así como los difusos límites en los que lo poético se dirime a través de la formulación de «poéticas» derivadas de definiciones que sobre sus respectivas actividades han dado un hacker, un piloto de fórmula uno, un escritor ciberpunk, un fotógrafo y un músico.
.Por cierto: en un gesto de coherencia con sus presupuestos, Bellón ha subido su Islas a la red en formato ebook. Se puede leer aquí: www.lacasatransparente.net/islasenlared.pdf
.
.
Notas:

.
[1]
En efecto, podemos recordar aquí un fragmento de El Zohar o Libro del Esplendor, texto capital de la tradición cabalística, donde se nos insinúan los tres sentidos de las Escrituras: «Pero las palabras que leemos son tan sólo su revestimiento exterior y encierran un sentido más elevado que el aparente, misterios sublimes que debemos tratar de comprender. Los que toman el revestimiento exterior por la realidad que recubre, no sacarán mucho provecho de él. Así como los que juzgan al hombre por su indumentaria exterior están llamados a quedar desilusionados, pues es el cuerpo y el espíritu lo que constituye al hombre. Bajo la indumentaria de la Torá, que son palabras, y bajo su cuerpo, que son los mandamientos, está el alma, que es el misterio oculto».
.
[2] Ya Octavio Paz había anunciado en 1966 que: «Dadá fracasó porque creyó que la derrota del lenguaje sería el triunfo del poeta. El surrealismo afirmó la supremacía del lenguaje sobre el poeta. Toca a los poetas jóvenes borrar la distinción entre creador y lector: descubrir el punto de encuentro entre el que habla y el que oye».

domingo, 15 de febrero de 2009

Intermitencias I

A- Vas caminando entre los peatones. En realidad, comprendes ahora que la distancia que nos separaba era tan sólo un soplo mental. Próximos en la vibración, creías siempre encontrarte frente a una fractura propagante. Y aun así ahora refieres tu ingreso como solución no completa.
.
B- Quién sabe si era un hábito arraigado, un simple desarrollo de costumbres. Nunca me sentí profundamente adherido a tu materia. Entre tu forma y la mía se abrían inútiles fragmentos de rencor. Y no podré negar que he ansiado alcanzarte. Nuestros territorios no han sido más que la metáfora de un mar y su tierra enfrentándose a un diario discurrir. Modelándonos, los salivazos y los roces, la sordera y las miradas. Lenguas palpándose, ávidas ante lo agreste del tacto.
.
A- ¿Ha de ser hoy el día de tu resurrección?
.
B- No puedo socavar la inteligencia y la penumbra. Intolerable, las fronteras sembradas reivindicarán sus gérmenes. Día y noche de una larga paciencia oculta, de abolición. Un cuerpo se funde a un cuerpo en un ruidoso acontecer fugaz. ¿Qué ha de esperar después quien vive de garabatear en un cuerpo ajeno la vigilia del deseo?
.
A- Metamorfosis. Vendrás de noche y me llevarás a una tierra ingrata.
.
B- La conciencia no será transferida. Sin embargo, mi lengua ha de crear el caos en los límites. Habitar el límite, horadar su pasmo acuoso. Anidaremos en la multiplicación de las formas.
.
A- El deseo es uno; los cuerpos, muchos. ¿Me llevarás en tus palabras?
.
B- Anidarás en mis gametos.

jueves, 5 de febrero de 2009

Poemas de DBS en Letralia

Agradezco al consejo editor de Letralia, especialmente a su director Jorge Gómez Jiménez, la gentileza de haber publicado algunos poemas míos, pertenecientes a Los tallos oculares, en dicha revista.
.
Se pueden leer aquí: http://www.letralia.com/203/letras08.htm

domingo, 25 de enero de 2009

6 de enero: la ironía de dios o la estrella de Belén


Adoración de los magos - Alberto Durero
"Ellos, después de oír al rey, se pusieron en camino, y la estrella que habían visto en oriente los guió hasta que llegó y se paró encima de donde estaba el niño. Al ver la estrella, se llenaron de una inmensa alegría. Entraron en la casa, vieron al niño con su madre María y lo adoraron postrados en tierra. Abrieron sus tesoros y le ofrecieron como regalo oro, incienso y mirra". (Mt 2, 9-11)

1
Llega el día de la Epifanía: se conmemora la manifestación de Jesús a todos los pueblos a través de la visita de los Magos. Siempre me he preguntado: ¿por qué los ateos y los agnósticos celebran esta fecha?

2
San Ignacio de Loyola (1491-1556) fue el fundador de la Compañía de Jesús. Durante la querella con el jansenismo, los jesuitas tomaron partido por la primacía de la libertad humana.
¿Por qué los diccionarios recogen como segunda acepción de jesuitismo "hipocresía basada en restricciones mentales" o "hipócrita, astuto" para jesuítico?

3
El reconocimiento de Arthur C. Clarke se fundamenta en su producción novelística, especialmente en la saga Odisea en el espacio. ¿Por qué hoy acude a mi memoria el relato La estrella?

4
En La estrella, de Arthur C. Clarke, un astrónomo jesuita a bordo de una expedición espacial narra el viaje hacia la Nebulosa del Fénix. Encuentran un planeta a una distancia considerable de la enana blanca que pervive como resto de la enorme supernova. En ese planeta descubren un inmenso monolito que alberga en su interior las trazas que una civilización, perteneciente a uno de los planetas arrasados por la explosión de la supernova, había trasladado hasta allí. Rastros de "todo aquello que deseaban conservar, todos los frutos de su genio, esperando que alguna otra raza los hallase y no fuesen absolutamente olvidados". Indudablemente Arthur C. Clarke consigue edificar un relato con un final asaz sorprendente. No me opondré a las confesiones: hará diez años que lo leí por primera vez y, cada vez que arribo a la última línea, sabedor de la interrogación final del narrador, el vértigo del sin sentido me colma.

5
Salvador Edward Luria: "El hombre no es más que un producto -aunque un producto muy especial- de una secuencia de ciegas casualidades y amargas necesidades. La esencia de la evolución es la ausencia de todo motivo o finalidad".

6
"Aquella tragedia era algo fuera de lo común. Una cosa es que una raza decline y muera, como ha ocurrido con las naciones y las culturas en la Tierra, y otra que sea destruida de una manera tan completa en la flor de su desarrollo, sin dejar supervivientes... ¿Cómo puede reconciliarse esto con la misericordia divina?
(...)
Sé las respuestas que mis colegas darán cuando regresemos a la Tierra. Dirán que el Universo no tiene propósito ni plan, y que algo así como un centenar de soles estallan cada año en nuestra galaxia, y que en este mismo momento alguna raza está muriendo en las profundidades del espacio. El que esta raza haya obrado bien o mal durante su vida no importa al fin: no hay justicia divina, pues no hay Dios.
(...)
No podíamos asegurar, antes de alcanzar la nebulosa, cuánto hacía que se había producido la explosión. Ahora, mediante las evidencias astronómicas y las grabaciones en las rocas de aquel planeta superviviente, he sido capaz de fecharla con mucha exactitud. Sé en qué año la luz de aquella colosal detonación llegó a la Tierra. Sé cuán brillantemente la supernova cuyo cadáver se va empequeñeciendo tras nuestra nave que acelera iluminó en otro tiempo los cielos de la Tierra. Sé cómo debió haber aparecido, muy baja sobre el horizonte del este, antes del amanecer, como un faro en aquella alba oriental.
No cabe duda alguna: al fin ha quedado resuelto el antiguo misterio. Y, sin embargo, ¡oh, Dios!, había tantas estrellas que podrías haber usado.
¿Qué necesidad había de lanzar a ese pueblo al fuego, para que el símbolo de su fin brillase sobre Belén?"

jueves, 1 de enero de 2009

Propósito de enmienda para el 2009

El cuerpo retorna al punto de partida. Revolución. Paradójico regreso: el inicio de un tiempo marcado por la recuperación de lo ya hollado.
daniel
Fuerza comunicada al cuerpo para la rotación: proporciones variables de olvido y de memoria se disputan la proximidad germinal del crecimiento. Cíclico alborozo.
bernal
Trescientos sesenta y cinco días después se puede viajar en el tiempo hacia la prehistoria del arquetipo.
suárez
El término marcado por el fuego. Año platónico. Renacer.
daniel
Un reloj de trescientos sigilos alumbra el deseo. Brote.
bernal
La frontera de una traslación como origen de la enredadera. Alba, siempre había sido el alba.
suárez
Primera mirada del meristema secundario que progresa en sentido torácico.
daniel bernal suárez
Singamia: (éxtasis).