De modo paralelo a mi interés por la literatura se desarrolló en mi adolescencia una especial querencia hacia las artes plásticas: enigma irresoluble, la relación que sostenemos con ese puñado de imágenes que altera nuestra consciencia. Percepción de formas, de manchas, de trazos: escritura sin letras, verbo incandescente, ritmo visual. ¿Cómo transformar en palabras, en sucesión de palabras, la intensa experiencia que comportan el descubrimiento de la jovialidad del color en Kandinsky, la irrupción del humor dadaísta, el asombro primigenio e irónico en Arcimboldo o la tenebrosa certidumbre del miedo y la angustia en ciertas obras de El Bosco? Fiel a ese acercamiento proclive a los incautos, en un resquicio de la Revista Fogal procuro acompañar con un artilugio tan imperfecto como una combinación de letras, la exposición de determinadas obras. Desde collages protosurrealistas hasta la abstracción impura, desde lo conceptual hasta el grafiti. Si algo puede signar el arte contemporáneo -para bien y para mal- es la permanente apertura de su propio sentido. Búsqueda incesante que colinda con el abismo y con la pirueta, con el hallazgo y con la trivialidad. De estas multiformes dobleces se nutre, a fin de cuentas, toda (des)dichada vida humana. ¿A qué engañarnos con requerimientos de pureza o esencialismo que son meras construcciones de nuestro cerebro sin asidero en la realidad fenoménica?
lunes, 15 de junio de 2015
martes, 17 de marzo de 2015
Szymborska
Szymborska y la memoria del texto: síntesis, divagación y humor
De
la poeta
polaca Wislawa Szymborska
(1923-2012) se han ido traduciendo al español casi todos sus libros
de poemas
desde 1996, año en el que recibió el premio
Nobel de Literatura
"for
poetry that with ironic precision allows the historical and
biological context to come to light in fragments of human reality",
según dictaminó la Academia Sueca.
En
su discurso de recepción de
dicho galardón, la escritora ubicó como motor de la innovación
creativa, fuera en el ámbito artístico o científico, la
duda.
Algo así como una reivindicación socrática,
más metódica y exenta de las pretensiones del filósofo ateniense.
martes, 24 de febrero de 2015
Crítica literaria. Recopilación de artículos, ensayos y reseñas
La crítica
literaria es un animal que igual puede ser estudiado como una entidad
filosófica o abordado por especialistas en teratología. Su
naturaleza múltiple puede producir la vertiginosa sensación de lo
inabarcable o de lo incomprensible. Como en cualquier disciplina
intelectual, los marcos teóricos que la han nutrido han sido de lo
más diverso. Pero, más
allá de la disparidad
de escuelas y marcos teóricos, lo que produce desazón y
desconcierto es, me atrevo a enfatizar, la variedad de formatos
y medios que la modulan, y la cuestión ética que le es intrínseca.
La proliferación de canales por los que circula la información en
la actualidad determina distintos modos de aproximación. Ominoso -y
causa de consternación- se hace a quien esto escribe el tener que
resaltar obviedades. Un ensayo para una revista especializada posee
unos condicionantes y requerimientos harto disímiles de los de una
reseña en un periódico o una revista literaria. La dependencia no
es es solo respecto de las características instrumentales o
tecnológicas del canal, sino también de los usuarios finales que
leerán dicho texto. Si me detengo en ello es porque no falta quien
pretende que toda crítica literaria debe reducirse al género menor
por antonomasia: la reseña. Y hacer de ella un dechado de virtudes
simplificadoras.
martes, 10 de febrero de 2015
Ruido o luz
![]() |
Ruido o luz. Ernesto Suárez, Daniel Bellón y Carlos Bruno. Amargord Ediciones. |
Lo
primero que quisiera resaltar de este poemario, Ruido
o luz, es su generación como obra
colectiva o, si se prefiere, de autor colectivo. En efecto, se trata
de la particular conjunción creativa de Ernesto Suárez, Daniel Bellón y Carlos Bruno. Tres poetas que portan,
a sus espaldas, una trayectoria
específica y que se han vinculado en varias ocasiones para realizar
proyectos como el de Cartonera Island,
la revista La casa transparente
o las ediciones de La calle de la costa.
Lo interesante es, pues, que hayan decidido abolir su autoría
individual para favorecer una creatividad del hallazgo común. En
nuestras sociedades del hiperindividualismo -donde
la conciencia narcisista ha sustituido a la conciencia política,
para decirlo con palabras del filósofo Gilles Lipovetsky-,
en las que la nutrición del ego está a la orden del día, una obra
colectiva trabada a ratos por la amistad, las alianzas fortuitas o
premeditadas, implica una crítica y un rescate. El de la idea del
arte como fenómeno compartido.
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