Tercer
Oswaldo Guerra fue el primero en exponer su particular disertación sobre la historiografía del mito atlántico que tituló «El mito como fármaco de la identidad». Declaró Oswaldo Guerra que los mitos muestran a través de la historia, una doble función: como indagación en los orígenes y por ende, definitorias de un pueblo, y a la vez, presentan una vertiente utilitaria que quiere representar un sucedáneo de la historia. De ahí, el nexo del mito con un contingente fármaco que atenuase la identidad o que fuese capaz de recrear un relato pseudohistórico distinto al acontecer verídico de los hechos, y que atentaría contra el mismo sentido de lo histórico usado con meros fines partidistas.
Congreso
En nuestra latitud insular, fulge con especial interés la obra de Bartolomé Cairasco de Figueroa (1538-1610), poeta nacido en Canarias pero de ascendencia italiana. Al parecer de Oswaldo Guerra, Cairasco de Figueroa elevó el motivo paisajístico a literatura con una profunda vocación de mitificación. Recordemos, en este sentido, la inserción en su traducción de la Jerusalén Liberada de Torcuato Tasso de un canto completo dedicado a ensalzar el pasado precolonial, la conquista y la naturaleza canaria. Amén de la formulación que da en su Comedia del Recibimiento acerca del mito de la Selva de Doramas [1].
de
Ya a finales del siglo XIX, y como máximo expositor de la tendencia regionalista aparecida por aquellos años, descuella la figura de Nicolás Estévanez con su poema Canarias [2]. Además, un giro radical en el tratamiento del paisaje surge con el poeta José Tabares Bartlett, que desplaza el centro gravitatorio de su visión natural desde la ya tradicional presencia de la selva, al imperio de la aridez y de lo seco (característico del piso bioclimático inferior de la vegetación canaria), y cuya propensión se generalizaría en la poesía a lo largo del siglo XX.
PoesíaComo correlato de este sendero de lo mítico paisajístico cabría, asimismo, citar dos nombres de especial interés en cuanto a la modernidad poética canaria se refiere. En la linde entre finales del siglo XIX y el albor del siglo XX, se desarrolla la labor de dos poetas que recogen esta tradición remozándola: Tomás Morales y Alonso Quesada. En el primero se observa la mitificación del mar como símbolo, y en el segundo, se advierte la continuación de Tabares Bartlett con las alusiones a la flora seca y la simbología del mar desde una óptica aislante.
Canaria
Como colofón a sus ideas, Oswaldo Guerra reiteró su veto a la institución de mitos que, por precariedad histórica, suplantan el discurrir de los hechos a favor de un relato ajeno a los mismos. Un caso ostensible sería la narración en torno al aborigen canario; Guerra observa en Cairasco de Figueroa una comunión natural con el ser del aborigen, una aproximación o diálogo no artificioso con el pasado, mientras que Viera y Clavijo representaría la contemplación extrañada del mismo. En el mito, pues, se harían patentes cuatro caracteres como subterfugio de lo real: el mito que rellena vacíos históricos, como ayuda en la fundación de pseudohistoria, el que indaga en el olvido, y el mito que sume a la colectividad en una amnesia histórica. Cabría un acercamiento a la verdad a través del mito empero alejándose de estas fútiles intencionalidades que se le han querido adosar.
Tercer
Víctor Álamo de la Rosa esbozó alrededor del epígrafe alusivo al Atlántico un discurso singular vertebrado en un contexto simbólico del mar, titulado «Apuntes para cartografiar una literatura atlántica». En primera instancia sondeó la literatura canaria en su relación con los condicionantes geográficos sui generis, pasando a volcar su reflexión sobre el mar como símbolo o encuadrado en una dimensión metafísica. Para Víctor Álamo de la Rosa el mar representa algo más que un tema literario: encarna un sentir específico del ser como asunción de una realidad interna. El Atlántico sería un referente cultural ineludible que figuraría como un mito identificativo del ser, en tanto que personifica una simbología cercana a la soledad, a la interioridad, al ensimismamiento, aunque visto también como apertura a la inmensidad y a lo otro (postura que se encontraría en autores como Alonso Quesada o Manuel Padorno).
Congreso
Anelio Rodríguez Concepción leyó una serie de versos meditativos o aforismos líricos, si cabe tal apelativo, con el único propósito de abarloar pensamiento y reflexión sobre el mito del mar con el asombro producto de la lectura poética: la soledad del hombre de tierra ante el mar fecundaría su sentirse hijo del desarraigo. Esta misma sensación espiritual y metafísica engendraría la pregunta del individuo hacia el mar, personificándolo, y erigiéndose al cabo en un mito que constituiría el lugar de fermentación de la memoria.
de
La lectura de la ponencia de Félix Hormiga versaba sobre la interpretación de una íntima fusión entre la isla de Lanzarote y su mar; la vivencia particular de los costeros que personifican en la mar sus anhelos, al ser, al fin y al cabo, el receptáculo de su sustento y la presencia trágica que muestra a su vez. Félix Hormiga, además, dibujó líneas en la frontera de la experiencia de los costeros y su canto con carácter épico, y la inmersión reconstructiva de la isla en el ínclito poemario de Agustín Espinosa Lancelot, 28º - 7º donde demuestra su pasión ante el mar y la isla. El mito «lancelónico» de Lanzarote engendraría una isla propia, donde el acto de rememorar y el recuerdo cosificado en la escritura remitirían a una convivencia plena de la historia y el mito.
Poesía
Coriolano González pasó luego a exhibir ciertas incongruencias implícitas en la postulación del supuesto mito Atlántico. Para principiar su argumentación invalidando la postura común del mito atlántico, recurrió a la definición dada en el Diccionario de la Real Academia Española en su vigésima segunda edición, que recoge las siguientes cuatro acepciones para el vocablo «mito»:
Canaria
Canaria1. Narración maravillosa situada fuera del tiempo histórico y protagonizada por personajes de carácter divino o heroico. Con frecuencia interpreta el origen del mundo o grandes acontecimientos de la humanidad.
Tercer2. Historia ficticia o personaje literario o artístico que condensa alguna realidad humana de significación universal.
Congreso3. Persona o cosa rodeada de extraordinaria estima.
de
4. Persona o cosa a las que se atribuyen cualidades o excelencias que no tienen, o bien una realidad de la que carecen.
4. Persona o cosa a las que se atribuyen cualidades o excelencias que no tienen, o bien una realidad de la que carecen.
Poesía
Como se puede observar, el término se carga de sentidos de la no existencia o lo ficticio: «narración maravillosa situada fuera del tiempo histórico», «historia ficticia», «persona o cosa a las que se atribuyen cualidades o excelencias que no tienen». De tal manera, que el mito constituye una especie de mentira estética atravesada en toda su extensión por la subjetividad. De esta primera premisa blandida por Coriolano González, transitó a otra de carácter individualista: para el autor del que estamos hablando, el Atlántico no existe como unidad cultural, ya que supondría una uniformidad y homogeneidad implícita en todos los pueblos que colindan con dicho océano. El mito individual sería el único que existe; alineándose de esta forma Coriolano con la invalidación de unos supuestos colectivos comunes y tópicos que arguyen con demasiada facilidad ciertos sectores.
Tercer
La identidad se definiría, en efecto, como algo plural [3] y no aprehensible por el método simplificador de los mitos colectivos.
Tercer
Congreso
de Poesía Canaria
b) Poesía, experimento e interdisciplinaridad
b) Poesía, experimento e interdisciplinaridad
Tercer
Esta mesa se proponía como objetivo mostrar las actitudes alternativas de varias poéticas, la imbricación en la poesía de pingües aspectos culturales que postulen nuevas formas de fecundar el discurso poético.
Congreso
Sergio Domínguez Jaén hizo orbitar su ponencia alrededor de su propia experiencia como poeta: sus búsquedas y ensayos. Expresó su voluntad integradora de lo que Wittgenstein denominaría «juegos de lenguaje» (más tarde citaría precisamente a este filósofo austro-inglés) en múltiples vertientes, especialmente de las ciencias naturales o la continua intromisión en el poema y en la propia experiencia poética del paisaje, además de indagar y sondear las corrientes más innovadoras y rutilantes como la escritura automática o la poesía visual. En este magma de rastreos permanentes de las disímiles epifanías de lo poético, Sergio Domínguez Jaén intentaba hallar el sentido y significado de la poesía a través del hábito con ella misma. De ahí la sumersión en tan alejadas poéticas.
de
Sergio Dominguéz Jaén dio término a su participación citando, como decíamos, al filósofo Wittgenstein. Y este hecho no resulta baladí, sino que nos prueba la singular visión de lo poético que predomina en este autor. Recordemos que el filósofo austro-inglés en su Tractatus Logico-Philosophicus se proponía delimitar las proposiciones sobre las que cabría pronunciarse, y aquellas que no tenían sentido alguno. Entre las proposiciones con significado y, por tanto, ser susceptibles de ser verdaderas o falsas, se hallarían las pertenecientes a las ciencias naturales, mientras que las proposiciones lógicas, aun careciendo de significado, nos darían información sobre los hechos del mundo, y por tanto, estudiarían a priori las funciones de verdad. Mientras que en último lugar encontraríamos las proposiciones metafísicas, carentes de significado y sin referente concreto en la realidad. Entonces, las sentencias dotadas de significado harían alusión directa a estados de las cosas, situaciones determinadas y físicas, mientras que el resto se erigirían en proposiciones en apariencia. Estas proposiciones en apariencia comprenderían los valores éticos, religiosos y estéticos, y en torno a los cuales las nociones de verdad y falsedad no tendrían ningún sentido. Esta tesis sostenida por Wittgenstein, podría entreverse de una manera taxativa que nos remite a unos condicionantes teóricos negativos y reductores, aunque también cabría apostillar una interpretación heterodoxa, que no haría más que invertir el orden teorético: el arte, visto como un monumento carente de verificación, y donde no se es capaz de dilucidar entre verdad y mentira, adquiriría un valor supremo, un modo de trascender los límites de la realidad, para hablar sobre ella misma sin la coerción lógica, ni sostener aquel adagio tan denostado en la modernidad, de que el arte debiera ser una efigie verosímil de la realidad. Y si no yerro en la interpretación, es en este sentido en que podríamos aprehender la relación que en la poética del surrealismo puede tener en modo de negación tácita, la tesis de Wittgenstein [4].
de
La ponencia de Carlos Bruno Castañeda, llamada «Poesía, ciencia y matemáticas», acertó a mostrar una aproximación incisiva y de especial interés en el establecimiento de nexos que uniesen la poesía con la ciencia. Para Bruno, la «memoria desembocó en la simetría del lenguaje», y si de simetría se trata, ya podemos entablar una dialéctica entre la ciencia y la poesía, aludiendo a fenómenos comunes como la utilización de la metáfora en las ciencias y la raíz estética implícita en la exigencia de la «belleza» en las teorías.
Poesía
La lectura de un poema del Nobel en química en 1981 Roald Hoffmann [5] («por sus teorías sobre el desarrollo de las reacciones químicas») así como de una de las leyes del movimiento de los cuerpos atribuidas a Newton, hacía hincapié en el cuidado estético del lenguaje en que se expresa la ciencia.
Canaria
Al final, Carlos Bruno presentó una teoría generalizada de los haikús en función de la configuración silábica del poema japonés, y mostrando las diferentes estructuras que podía adquirir según se utilizasen ciertos teoremas y axiomas matemáticos: haikús impares, haikús primos, gemelos, primos que no son suma de cubos, o las familias de haikús.
Al final, Carlos Bruno presentó una teoría generalizada de los haikús en función de la configuración silábica del poema japonés, y mostrando las diferentes estructuras que podía adquirir según se utilizasen ciertos teoremas y axiomas matemáticos: haikús impares, haikús primos, gemelos, primos que no son suma de cubos, o las familias de haikús.
Tercer
El poeta brasileño Floriano Martins hizo un apresurado repaso por la incidencia del surrealismo en Brasil, país absurdo y por ello mismo surreal, en el que dos de los más insignes poetas adscritos a la tendencia surrealistas, Ismael Nery y Murilo Mendes, eran capaces de comulgar en misa y ser al mismo tiempo acérrimos comunistas, según había señalado recientemente el periodista Sérgio Augusto.
El poeta brasileño Floriano Martins hizo un apresurado repaso por la incidencia del surrealismo en Brasil, país absurdo y por ello mismo surreal, en el que dos de los más insignes poetas adscritos a la tendencia surrealistas, Ismael Nery y Murilo Mendes, eran capaces de comulgar en misa y ser al mismo tiempo acérrimos comunistas, según había señalado recientemente el periodista Sérgio Augusto.
CongresoEl problema que entraña la categorización del surrealismo en Brasil derivaría de varios aspectos: por un lado, la afiliación en muchos casos más cercana al cubismo practicado por Pierre Reverdy que al surrealismo propiamente dicho, a la repetición de fórmulas heredadas de los discursos de André Breton sin actualizarlas al contexto brasileño particular, así como la ausencia de una visión crítica socialmente y vertida contra el poder, crítica por lo demás consustancial al ser de los surrealistas vinculados casi todos a la empresa revolucionaria -aunque bien es cierto que no todos de idéntica forma ni igual grado de aceptación y posicionamiento ideológico- debido probablemente a la precaria situación de las democracias en Brasil y en su entorno próximo [6].
Tercer
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Poesía Canaria
[1] Refiere Andrés Sánchez Robayna que «A Bartolomé Cairasco de Figueroa, un poeta de la fase manierista del Renacimiento español, debemos la formulación de uno de los mitos centrales de la poesía canaria: la selva de Doramas, de la cual hizo Cairasco, según Viera y Clavijo, "una pintura muy lisonjera", y tratada en distintos periodos de la tradición poética insular, desde el autor del Templo militante hasta Tomás Morales, cuyo poema "Tarde en la selva" es la última expresión de un mito abordado igualmente por Rafael Bento y Graciliano Afonso, Viera y Clavijo y Ventura Aguilar, entre otros muchos». Vide Prólogo de Museo atlántico.
[2] Sobre Nicolás Estévanez ha escrito Andrés Sánchez Robayna que «es preciso ver en el poema "Canarias" algo más que su contradictorio ideario (...) que desencadenó una escuela de endeble poesía y de ideología acartonada». Vide op.cit.
[3] Recordemos aquí el maravilloso poema de Luis Feria Poeta anónimo: «No sé quién eras; puede que yo mismo; / fui plural una vez. / Al leerme me leo; / en la rueda del tiempo vuelvo a ser.»
[4] Hay un poema en prosa de José Manuel Caballero Bonald muy penetrante que muestra cierta ilación con lo expuesto aquí. Se titula Femme Nue, y transcribo a continuación la primera frase y la última: «La transgresión de la lógica conduce al predominio de la maravilla» y «No sin ser deformada puede la realidad exhibir sus enigmas».
[5] Son interesantes y llamativas las siguientes aseveraciones que ha formulado el mismo Roald Hoffmann: «Siendo una lengua poética bajo tensión, la lengua de la ciencia es intrínsecamente poética» o «El arte y la ciencia son objeto de la creación humana, por lo que son artificiales y no naturales», así como esta última que supone toda una poética: «I write poetry to penetrate the world around me, and to comprehend my reaction to it».
[6] Pueden leerse sus palabras sobre el surrealismo en Brasil en la siguiente página: http://www.jornaldepoesia.jor.br/fmartins7.html El texto está incluido en el Jornal de Poesia. Otro espacio interesante, de visita casi obligada, es la revista electrónica editada por el mismo Floriano Martins y Claudio Willer, llamada Aulha (http://www.secrel.com.br/jpoesia/agportal.htm).
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