En noviembre de 2009 se celebró, en la Librería del Cabildo de Santa Cruz de Tenerife, una lectura poética de jóvenes autores, planteada como acto de homenaje a los recientemente fallecidos Rafael Arozarena y José María Millares Sall. Los jóvenes poetas que leyeron esa noche fueron: Kenia Martín Padilla, Daniel Hernández María, Iván Cabrera Cartaya, Javier Mérida, Belinda Rodríguez Arrocha y Jesús Gerardo Martín Perera. Quien esto escribe presentó el acto conjuntamente con Samir Delgado. Aquella velada leí un texto sobre José María Millares dividido en dos secciones, una biográfica y otra interpretativa de su poemario Liverpool. Copio aquí la primera, no sin colocar antes una entrevista que se le realizó a José María Millares en el programa radiofónico La estación azul, a propósito de la reedición de Liverpool por la editorial Calambur. [Las erratas son imperdonables: no es Sil, sino Sall, el segundo apellido del autor, y su obra se titula Liverpool en vez de Liverepool]
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José María Millares Sall nació en Las Palmas de Gran Canaria en 1921. Proveniente de una familia en la que la creatividad y las inquietudes intelectuales se desarrollaron con inopinada fecundidad, nuestro poeta asiste durante su período de juventud a los avatares históricos de una República convulsa e inestable, y a una cruenta guerra incivil, que se erigirá en un simple proemio de la barbarie posterior: la desoladora segunda guerra mundial. Casi imposible sustraerse, en aquellos angustiosos instantes de la Historia, a la dialéctica espiritual encarnada y polarizada, asimismo, tanto hacia un nihilismo radical a lo Mersault, el célebre personaje de la novela de Camus, como a las ansias de ruptura, de sembrar las grietas o surcos de un tiempo nuevo. En efecto, en 1946, cuando José María contaba a la sazón 25 años, aparecen, en la colección Cuadernos de Poesía y Crítica que dirigían Juan Manuel Trujillo y Ventura Doreste –con la colaboración de Agustín Millares y Pedro Lezcano- sus dos primeros poemarios en forma de plaquettes: A los cuatro vientos y Canto a la Tierra. Al año siguiente, participa en la ya ínclita Antología cercada, uno de los primeros puntos de irradiación de lo que más tarde se daría en llamar poesía social. En 1948 funda Planas de Poesía, en la que colaborarán sus hermanos Manuel (como ilustrador) y Agustín. Es precisamente en esa colección donde se publica, ya en 1949, Liverpool, uno de los libros capitales de José María Millares Sall, libro que iniciaría una apertura en su escritura, una búsqueda en moldes expresivos no signados por el lenguaje convencional y anémico característico de aquellas horas. A Liverpool le seguirían, también en Planas de Poesía, Ronda de luces (1950) y Manifestación de la paz (1951). En 1951 los hermanos Millares Sall deben cesar la actividad editorial de Planas de Poesía, acosados por el proceso judicial al que fueron sometidos por las instituciones represivas franquistas. Ya en 1952 contrae matrimonio con la también poeta Pino Betancor, y marcha a Madrid, donde residirá de forma más o menos continua hasta 1974, año en que retorna a Las Palmas de Gran Canaria. Salvo la publicación de Ritmos alucinantes en 1973, la poesía de José María Millares conocerá un dilatado silencio hasta el regreso a su ciudad natal, momento a partir del cual su obra crece inusitadamente con títulos como Hago mía la luz (1977), Los aromas del humo (1988), En las manos del aire (1989), Los espacios soñados (1989), Los párpados de la noche (1990), Azotea marina (1995), Paso y seguido (1996), Blanca es la sombra del jazmín (1996), Escrito para dos (1997), Objetos (1998), Pájaros sin playa (1999), Sillas (1999), Regreso a la luz (2000), Escritura y color: paremias y otros poemas (2007), Celdas (2007) y Cuartos (2007). Este año 2009 le fue concedido el Premio Canarias de Literatura. Falleció recientemente el 8 de septiembre.
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José María Millares Sall nació en Las Palmas de Gran Canaria en 1921. Proveniente de una familia en la que la creatividad y las inquietudes intelectuales se desarrollaron con inopinada fecundidad, nuestro poeta asiste durante su período de juventud a los avatares históricos de una República convulsa e inestable, y a una cruenta guerra incivil, que se erigirá en un simple proemio de la barbarie posterior: la desoladora segunda guerra mundial. Casi imposible sustraerse, en aquellos angustiosos instantes de la Historia, a la dialéctica espiritual encarnada y polarizada, asimismo, tanto hacia un nihilismo radical a lo Mersault, el célebre personaje de la novela de Camus, como a las ansias de ruptura, de sembrar las grietas o surcos de un tiempo nuevo. En efecto, en 1946, cuando José María contaba a la sazón 25 años, aparecen, en la colección Cuadernos de Poesía y Crítica que dirigían Juan Manuel Trujillo y Ventura Doreste –con la colaboración de Agustín Millares y Pedro Lezcano- sus dos primeros poemarios en forma de plaquettes: A los cuatro vientos y Canto a la Tierra. Al año siguiente, participa en la ya ínclita Antología cercada, uno de los primeros puntos de irradiación de lo que más tarde se daría en llamar poesía social. En 1948 funda Planas de Poesía, en la que colaborarán sus hermanos Manuel (como ilustrador) y Agustín. Es precisamente en esa colección donde se publica, ya en 1949, Liverpool, uno de los libros capitales de José María Millares Sall, libro que iniciaría una apertura en su escritura, una búsqueda en moldes expresivos no signados por el lenguaje convencional y anémico característico de aquellas horas. A Liverpool le seguirían, también en Planas de Poesía, Ronda de luces (1950) y Manifestación de la paz (1951). En 1951 los hermanos Millares Sall deben cesar la actividad editorial de Planas de Poesía, acosados por el proceso judicial al que fueron sometidos por las instituciones represivas franquistas. Ya en 1952 contrae matrimonio con la también poeta Pino Betancor, y marcha a Madrid, donde residirá de forma más o menos continua hasta 1974, año en que retorna a Las Palmas de Gran Canaria. Salvo la publicación de Ritmos alucinantes en 1973, la poesía de José María Millares conocerá un dilatado silencio hasta el regreso a su ciudad natal, momento a partir del cual su obra crece inusitadamente con títulos como Hago mía la luz (1977), Los aromas del humo (1988), En las manos del aire (1989), Los espacios soñados (1989), Los párpados de la noche (1990), Azotea marina (1995), Paso y seguido (1996), Blanca es la sombra del jazmín (1996), Escrito para dos (1997), Objetos (1998), Pájaros sin playa (1999), Sillas (1999), Regreso a la luz (2000), Escritura y color: paremias y otros poemas (2007), Celdas (2007) y Cuartos (2007). Este año 2009 le fue concedido el Premio Canarias de Literatura. Falleció recientemente el 8 de septiembre.
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