Sobre abierto.
Rafael Cadenas. Editorial Pre-textos. 76 páginas.
Sobre abierto - Rafael Cadenas |
Si toda misiva porta un
mensaje cifrado, la apertura de un sobre sería una invitación a recorrer esa
carta, a comprender esos trazos que llamean desde la página y que, acaso, nos
iluminen con sus ignotas revelaciones. En Sobre abierto, el último
poemario del venezolano Rafael Cadenas, el poema se brinda como repentina
fulguración, en una transparencia sin lacre: al sujeto poético le son desvelados
ciertos aspectos de la realidad en un tono ora de celebración, ora nostálgico,
pero siempre instante encendido del pensamiento y la sensación.
Encontramos un goce
luminoso frente a ciertos prodigios cotidianos: el vuelo de un pájaro, la
sombra que proyectan unas nubes, el arbusto que brota de una piedra, la
maravilla que aguarda en un rayo de luz solar que se filtra en el apartamento o
en un charco de agua en donde se engendra el arcoíris. Estos descubrimientos
repentinos motivados por señales aparentemente insignificantes comportan una vindicación de la sorpresa o el asombro:
cualquier ente puede ser absorbido por el poema; la experiencia poética puede
aguardar en lo más nimio. Escribe el autor: "No desdeñes nada. / Una rana
le dio a Basho / su mejor poema".
Cadenas erige una poética
centrada en la maravilla del ser, en un ansia de habitar el presente para
escapar de la marea insaciable del tiempo y el yo. A propósito de esta
recepción afirmativa del mundo es elocuente la coincidencia –o reiteración- entre
unos versos de Sobre abierto y otros de la novena elegía duinesa de
Rilke: estar aquí es demasiado, la mera existencia es un hecho abundante,
opimo. En esta primera vertiente de
algunos de los poemas observamos una radical conexión con ciertas formas del
pensamiento poético oriental, especialmente el japonés, y con la tradición
clásica de dicha literatura, indagatoria de una revelación o acceso al ser a
través de breves resplandecimientos (al mismo tiempo que se observa su interés
por las diversas formas del pensamiento místico). De hecho, coquetea con la
esencialidad del haikú (no con su métrica exacta) en algunos poemas breves que
agrupa en series como Trípticos.
La segunda de las
vertientes temáticas sobre la que incide el autor en este poemario es la
memoria y la paradójica configuración de la misma. La memoria acusa esta
dualidad contradictoria: si bien es el asiento que posibilita nuestra
identidad, su edificación, también supone cautividad, un límite para la
apertura del ser y su acción. Cercados por esta falaz y sutil representación
del yo y su pasado, Cadenas pondera la lucidez que comporta cierto grado de
desengaño o escepticismo. En efecto, dice en un poema: "Recuerdo los días
/ en que yo era entero / mas a un precio alto: vivir / ahormado // La
manumisión / es obra del desengaño, el / más refulgente / de los
diamantes". Asimismo, en el poema La búsqueda, y en cierto tono
narrativo similar a los poemas meditativos de Cavafis, se afirma la ineludible
necesidad de las historias, de la ficción, pues "¿qué sería nuestro vivir
/ sin ellas?". Indigencia de la ficción, de los relatos no verídicos en
que se asienta nuestra esperanza; opacidad, en definitiva, de una mitología, el
Grial simbólico del título de otro poema, que colma una aspiración que los años
van agrietando y de donde emergerá, como mácula o filo, la audacia de la duda.
Imposible no evocar, en este sentido, un aforismo del poeta norteamericano
Wallace Stevens en el que decía que "La creencia final es creer en una
ficción, la cual sabemos que es ficción, y que no hay nada más. La verdad
exquisita es saber que es una ficción y que creemos en ella de manera
voluntaria".
En cuanto al lenguaje,
destaca la transparencia del mismo, muy depurado, con preponderancia de la
instantaneidad y un alto grado de condensación. Hay también un ritmo pausado
que gira alrededor de un esencialismo verbal. Sin embargo, en algunos poemas,
la transparencia deslíe la expresión hasta un grado de adelgazamiento
conceptual y formal excesivo. Cabría apostillar que una cierta charlatanería de
lo simple o despojado suele confundir la diafanidad expresiva con la anorexia
crónica, en cuyo caso el poema, más que fulgurar, desaparece de la página por
caquexia, con un gesto lacónico. Esta peligrosa ofuscación acosa algunos poemas
de Sobre abierto.
No pocos poemas,
finalmente, abordan la propia poética del autor. En Idioma, describe
esta tendencia hacia la voz baja, sin estridencia, la enunciación de un
cuasi-susurro: "Rehúyes el énfasis, / bajas la voz, / te acercas". El
buceo en el lenguaje implicaría el encuentro de las palabras justas, evitando
toda impertinente exclamación, silenciando los ruidos y las interferencias,
para crear ese espacio mental propicio al advenimiento. Búsqueda del silencio,
también, para escuchar al lenguaje del cuerpo, zafándose de los dictados de la
tiranía de la propia lengua. Y es que Cadenas
comprende que la relación con la escritura apunta a un más allá de la
materialidad del vocablo, un más allá del signo implícito en el signo mismo: en
definitiva, la inmanencia. Porque "El origen / es siempre ahora", y
el signo se consuma en ese presente perpetuo en el que habita un latir del
asombro que entraña la existencia, oculto o apenas insinuado como
acontecimiento entre las rutinas del día.
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